lunes, 14 de diciembre de 2009

ARISTÓTELES

La esencia, en las cosas

La pregunta por el primer principio de la naturaleza o por la “esencia” de las cosas se inmanentiza en Aristóteles respecto a su maestro Platón: en Platón la esencia de las cosas, su ser verdadero, aquello que permanece en virtud de lo cual es posible el conocimiento, son las IDEAS; para Aristóteles la explicación acerca de la naturaleza de las cosas debe buscarse en el interior de las cosas mismas (¿Realismo frente a Idealismo?). No, a parte de las cosas, sino en las cosas.

La clave de este planteamiento está en el concepto de Naturaleza, Physis, que toma Aristóteles de la tradición: el nombre “PHYSIS” procede del verbo griego “PHYO” cuyo significado comprende “brotar”, “crecer”, “nacer”,... y de ahí que Physis quiera significar “nacimiento”, “crecimiento”, o bien “la fuerza íntima que hace nacer o crecer”. En este sentido, queda claro que a la naturaleza le es inherente el movimiento pues se trata de una fuerza que anima, una lucha por hacer surgir elementos o por modificarlos.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Ejemplo de Comentario de texto de Platón



Comentario de Texto del Libro VI de La República de Platón

Entonces, lo que aporta la verdad a las cosas cognoscibles y otorga al que conoce el poder de conocer, puedes decir que es la Idea del Bien. Y por ser causa de la ciencia y de la verdad, concíbela como cognoscible; y aun siendo bellos tanto el conocimiento como la verdad, si estimamos correctamente el asunto, tendremos a la idea del Bien por algo distinto y más bello que ellas. Y así como dijimos que era correcto tomar a la luz y a la vista por afines al sol pero que sería erróneo creer que son el sol, análogamente ahora es correcto pensar que ambas cosas, la verdad y la ciencia, son afines al Bien, pero sería equivocado creer que una u otra fueran el Bien, ya que la condición del Bien es mucho más digna de estima.

A petición de algunos alumnos de clase, os propongo la corrección de la parte de Comentario en el Blog. Este curso (2009), la estructura de la prueba de Selectividad cambia pero en lo sustancial sigue siendo la misma. Han modificado la puntuación de las preguntas para asignar mayor importancia a la labor de comentario de texto. Esta es la parte sustancial de un comentario y de ella depende haber entendido el texto.

Lo primero que hay que hacer con un texto es leerlo. Parece una obviedad, pero no lo es. Una lectura detallada, subrayando términos, haciendo acotaciones en los márgenes sobre las ideas que se propongan, es la labor de despiece que va a permitirnos ordenar nuestras ideas. Normalmente, los párrafos suelen desarrollar una idea o como mucho dos (una central y otra explicativa), sin embargo Platón es especial para enredar las cosas. Vamos, entonces, a ir despacito en este análisis preliminar.

Vamos a ir leyendo y a fijarnos en los términos que van apareciendo y que nos suenan a filosofía: verdad ; cosas cognoscibles ; Idea del Bien..., hasta aquí está introduciendo una tesis. Seguimos: ciencia ; cognoscible ; conocimiento. Aporta una explicación de la tesis, aclara alguna de las características de esa Idea de bien. Ahora pasa a un recurso muy utilizado en los dos libros que comentamos: las metáforas (los símiles); los términos más pregnantes son: luz ; vista ; sol (y yo, incluso, señalaría “análogamente”). Mediante esta analogía pretende aclarar, aún más, las características de la Idea de bien y concluye que la condición del bien es mucho más digna que cualquier otra cosa.

Con todas estas ideas debemos de construir el tema del Texto. Pero, vayamos por partes y tratemos de definir los términos subrayados que nos van a aclarar por dónde meterle mano a la justificación.
Sólo con mirar los dos términos, ya sabemos que tendremos que enfocar la justificación vía Epistemología, pero no podemos olvidar que el fundamento de la misma está en la Ontología (así que también habrá que incluirla) y de nada serviría todo esto, si no tenemos presente la última intencionalidad del sabio, que como síntesis final habrá que incluir (debemos de redactar esta pregunta durante media hora, si queremos hacer una distribución racional del tiempo total que es hora y media, así que a afinar el lápiz.)

a) Explicación de las dos expresiones subrayadas (1 p.)

La definición de la Idea de Bien ya está recogida en esta página en el mes de noviembre.

Pasemos a definir CONOCIMIENTO. Es difícil hacer una definición sin solaparse con lo que después vamos a tener que trabajar en la Justificación, pero se puede. Utilizando conocimientos de cursos anteriores, podemos decir que “conocimiento” es el resultado de la actividad de conocer y “conocer” lo hemos definido como aquella actividad que tiene como objeto la aprehensión de un estado de cosas, de tal forma que puede ser compartida o comunicada a los demás.

Desde Parménides el conocimiento se plantea como un problema, pues existe la tendencia natural en el ser humano a confundir el conocimiento de la verdad con la mera opinión, o es más, con la falsedad o contradicción. Esta es la raíz del problema que hereda Platón: hay que fundamentar el conocimiento en la verdad para que el acuerdo entre los seres humanos sea posible. El antecedente inmediato de este problema lo encuentra Platón en su maestro Sócrates y su lucha contra el Relativismo Sofista.

¿Es posible hablar de un conocimiento de verdades? Para Platón sí es posible y es el que alcanza nuestra alma racional teniendo como objeto de estudio el mundo inteligible (que puede ser entendido, pero no visto con los sentidos). En este sentido, el conocimiento es una actividad intelectual que reside en la parte racional del alma o mente (no habla Platón aún de psique en el sentido actual) y que se puede alcanzar de tres formas complementarias: gracias a la dialéctica, gracias al recuerdo y gracias al Eros. Esto es lo que habrá que explicar en la Justificación.

b) Exposición de la Temática (2p.)

Temática: La condición de la Idea del Bien es más digna que el conocimiento y que la propia verdad, pues aquella es la causa de éstas.

Con esta caracterización, Platón adelanta qué entiende por la Idea del Bien y la propone como aquella realidad causa del verdadero conocimiento. Sin embrago, nos advierte que no se puede confundir lo que causa algo (lo que causa conocimiento) con ese algo (con el propio conocimiento); en esto reside la dignidad del Bien. Y para aclarar su pensamiento vuelve a proponer una “analogía”: equipara el Sol con la Idea del Bien y la luz con el conocimiento.

(La cuestión más peliaguda del comentario, que ha quedado sin resolver en la ponencia de Selectividad cuando nos ha convocado, es qué hay que poner exactamente en este apartado. La puntuación es importante, por ello la idea generalizada es que nos podemos contestar a esta pregunta como debiera ser, es decir, aportando sólo y exclusivamente el tema del texto, la pregunta a la que trata de responder el texto. Mi propuesta es la de analizar las ideas presentadas en el texto y proponer, seguidamente, el tema del texto. También lo podéis hacer como lo he hecho en este ejemplo, empezando por la temática y, en punto y aparte, exponer las ideas complementarias)

c) Justificación desde la posición filosófica del autor (2 p.)

Estamos ante un texto de marcado carácter Epistemológico pues gira en torno a la noción de Idea del Bien, que es la causa del verdadero conocimiento, según Platón.

La República es concebida por el autor como el diseño de un Estado ideal, una ciudad justa. Pero esta posibilidad necesita definir y encontrar la justicia entre los propios ciudadanos: un estado solo será justo si lo son sus ciudadanos. Esta es la gran tarea de este diálogo.

Este fragmento perteneciente al libro VI, comienza introduciendo el núcleo que permitirá desarrollar los ulteriores argumentos platónicos: en qué consiste la Idea suprema o Bien. Si comentamos el estudio del Ser Supremo, como Platón llama a la Idea del Bien, tendremos que especificar su Ontología, porque se trata de la máxima realidad, de lo máximamente real. Según Platón, nosotros no somos más que fragmentos de ese ser Supremo, podemos participar de su realidad, es decir, parecernos al Bien y, de esta forma, conseguir ser justos. ¿Cómo queda estructurada, entonces, la realidad?

Para contestar a esta cuestión aparecen en el Diálogo dos metáforas: la Alegoría de la Línea y el Mito de la Caverna. La descripción que hace en el Mito de la Caverna de la estructura de lo real es bastante llamativa y le sirve para exponer lo que conocemos como la Teoría de las Ideas. En esta teoría ontológica, divida Platón el mundo en dos ámbitos:

- el ámbito visible, que no está compuesto por la auténtica realidad, pero que es el que nos dictan nuestros sentidos, y

- el ámbito inteligible, en el que de una manera real, y no como meros conceptos, se hayan los modelos que dan unidad a la multiplicidad y al caos que definen a nuestro mundo. Estos modelos son las Ideas y presentan las mismas características del Ser de Parménides (eternas, inmóviles, etc.).
Por esta presentación se habla de Dualismo Ontológico. Lo curioso es que admite cierto grado de ser dentro del mundo sensible (en contra de las enseñanzas de Parménides), ya que aquellas cosas que se parecen a las Ideas, las Copias, son buenos candidatos al título de “ser” y son la base desde la que organizar la búsqueda de lo verdaderamente real. Por debajo de este nivel, estarían las sombras que son sólo eso, un reflejo de lo que puede decirse que se asemeja a la auténtica realidad. Con esta estructura, Platón hace una pequeña concesión al maestro Heráclito y admite un “ser relativo” dentro del mundo sensible.

El mundo inteligible, se divide a su vez (como nos cuenta en la alegoría de la línea) en dos ámbitos. En el más básico nos encontramos con el universo de las matemáticas, con los particulares inteligibles que se construyen intelectualmente a partir de la multiplicidad mediante lo que podríamos llamar un proceso inductivo. Pero este ámbito o región de lo inteligible tiene un carácter “propedéutico”, podríamos decir que es preparatorio para alcanzar el nivel de la auténtica realidad: las Ideas. Una vez situados en este ámbito definitivo, habla Platón de la Idea del bien, como si del dios de este mundo se tratase.

Esta es, en resumidas cuentas, la presentación de los niveles de realidad que hace Platón en La República, pero, ¿para qué esta división? En su intento de construir ese Estado ideal, necesita Platón definir las virtudes que van a hacerlo posible, en concreto necesita definir la Justicia. ¿Y cómo es posible esa definición si heredamos de la sofística la imposibilidad de llegar a definiciones comunes dado que la verdad es relativa o, como decía el sofista Protágoras “el hombre es la medida de todas las cosas”? Volvemos a la afirmación parmenídea de que el pensar necesita lo estable. Siguiendo a su maestro Sócrates, el conocimiento verdadero es posible siempre que verse sobre lo que es real. Si definimos qué es lo real tendremos abierto el camino para encontrar el conocimiento verdadero, por eso Ontología y Epistemología van de la mano en el pensamiento platónico.

Después de esta larga introducción, analicemos el texto desde la filosofía del autor.

Utiliza Platón el recurso metafórico para explicar su posición respecto a la Idea del Bien. Esta Idea es como el Sol que ilumina el mundo Inteligible: se haya en lo más alto y es causa de vida. Su luz nos permite distinguir unas realidades de otras. Efectivamente, el Bien es ese astro rey o el Dios del que depende todo cuanto existe ya que algo será más real cuanto más se asemeje al Bien, cuanto más participe en él. Por ello hay un gradualismo en la teoría de las Ideas, una jerarquía de realidades que se ordenan de acuerdo con el grado de participación que tengan en la idea de Bien. Lo que no se puede confundir es el Bien con los beneficios que causa, es decir, lo máximamente real es causa del conocimiento pero no es conocimiento (podríamos decir que no lo necesita). Esta es la tarea que tiene Platón en este texto, enseñarnos que una cosa es el plano ontológico y otra cosa es el plano epistemológico, uno y otro se corresponden pero no se identifican.

Para terminar hagamos una presentación rápida de la teoría del conocimiento de Platón.
En su famoso símil de la línea, establece Platón cuatro secciones en las que, de manera proporcional, se observa mayor y menor realidad, mayor y menor conocimiento:

- La región visible de la que sólo cabe construir Opiniones (DOXA) y que no fundamenta un verdadero conocimiento. Esta región esta formada por dos tipos de objetos: las Copias (que se parecen a las Ideas), que son el objeto de creencias (PISTIS); y los Simulacros (copias de copias y que no se parecen a las ideas), que son el objeto de la Imaginación (EIKASÍA).

- La región Inteligible en la que es posible el Conocimiento o EPISTEME. En una primera sección, la que corresponde a los objetos matemáticos, se desarrolla el razonamiento matemático o DIANOIA, y en la sección donde están los universales inteligibles se desarrolla el pensar dialéctico, también llamado NOUS.

¿Cómo podemos, viviendo como vivimos en el mundo sensible, llegar a la sabiduría? Según Platón, la educación de los ciudadanos puede conducirnos hasta este nivel y será la utilización del método dialéctico, tal y como vemos que lo utiliza el personaje de Sócrates en los Diálogos, el que nos conducirá hasta la morada del Bien. No obstante, el ser humano tiene una constitución dual: es unión accidental de cuerpo y alma. El alma está dividida en tres partes: parte racional, parte irascible y parte concupiscible. Sólo la primera parte, la parte racional, tiene una constitución especial que procede de su carácter inmortal. Pues bien, gracias a la parte racional el ser humano está en disposición de reconocer aquellas cosas del mundo sensible que se parecen a las ideas y empezar, a partir de aquí, ese camino de ascenso hasta la sabiduría (conocimiento del Bien). Este reconocimiento es posible porque dado el carácter inmortal del alma, su morada natural es ese mundo inteligible, también eterno, y con ocasión de su vida anterior conoce la auténtica realidad en este mundo.

El problema es que, al unirse al cuerpo, olvida, por las muchas preocupaciones que le ocasiona la supervivencia del cuerpo. El control de la parte racional que opera con prudencia sobre las otras dos partes del alma, haciéndolas trabajar con Moderación y Templanza, consigue hacerla “recordar” cuáles son los modelos de los que sólo observamos copias. El deseo, el amor hacia el saber, nos conduce hacia lo que naturalmente nos es propio: el Bien; y sólo así el hombre justo fundará la ciudad justa.

(Como comprenderéis no hay una única justificación. Hay quien puede optar por tratar más por encima la parte de la ontología y poder introducir algo de la política. No creo que sea el texto apropiado para ello. Deberíais ser capaces de entender todo lo que he argumentado y de seguir la argumentación. Si queréis utilizar más referencias al texto, está bien pero no olvidéis justificar cualquier referencia con teoría.)