viernes, 2 de noviembre de 2012

Luciérnaga de su noche

Agustín García Calvo.
Foto de José Luis Miras Orozco

In Memoriam 
de Agustín García Calvo

Con ochenta y seis años, ha muerto, en Zamora, donde nació en 1926, Agustín García Calvo, discípulo del maestro Antonio Tovar en Salamanca. Agustín fue gran filólogo, gramático, excelente traductor del griego y del latín, esencial filósofo, activista, poeta y "ciudadano ácrata convencido" (eso dice la prensa sin reconocer la contradicción entre los tres términos). 

Escribió contra los coches y a favor del tren, contra el bienestar, contra el futuro y contra el dinero, desde una comuna zamorana y desde los clásicos griegos, romanos y castellanos, y contra la cara del conductor, que cree que va a algún sitio. Es la muerte la que iguala y la que habla en una de sus canciones:

Venga a mi cita, y no se retarde,
por la autopista a ciento cuarenta
el mico neumático que se revienta
contra el terror de que nadie le aguarde. 
(4º conjuro)