Análisis de ideas, crítica y comentario de textos clásicos. José Biedma López, Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación (Universidad de Granada).
viernes, 14 de mayo de 2010
Presentación de Nietzsche
martes, 11 de mayo de 2010
TRABAJOS DE CLASE
JULIO MUÑOZ
Disertación filosófica
¿Tiene sentido hablar del lema ilustrado en nuestros días?
“Sapere aude”
Está claro que la globalización económica, hoy día, marca nuestra vida: nuestros gustos, nuestra forma de vestir, nuestra forma de actuar, nuestras expresiones, reacciones, incluso el propio instinto. Muchas marcas comerciales incitan a vestir de una forma, su ropa la identifican con una “forma de vida” que a la vez anima a ciertos grupos sociales a comprar esta ropa y seguir esa “doctrina” o “movimiento”, primando, por encima de todo esto, el dinero y los intereses de imagen.
Un niño debe recibir de sus mayores las instrucciones necesarias para vivir. Nadie es autosuficiente desde los 0 años. En este punto, la libertad absoluta, sin lazos de ningún tipo, no es ningún valor, sino un obstáculo que imposibilita la vida. Lo mismo que sucede con los aspectos más básicos, como buscar comida, refugio, calor y abrigo, ocurre con las cuestiones que suponen un empeño mayor de la esencia del ser humano –la razón y la libertad–, y que constituyen el campo de la ética y la moral. Ningún niño se atreve a pensar por sí mismo –ni se lo plantea, ¿acaso no vive, ¡y aprende!, antes de llegar al uso de la razón?–, ni siquiera al llegar a la edad en la que está comenzando a manejar los rudimentos de la razón; el niño confía y toma en cuenta a sus padres a la hora de tomar sus primeras decisiones libres. Y, al mismo tiempo que actúa –es decir, que lleva la práctica las normas morales–, va verificando la bondad de esas normas heredadas. Así, comprueba que, cruzando la calle tal como le han enseñado sus padres, llega a la otra acera con éxito y de forma segura. De la misma manera, el adulto no puede acatar todo lo que le viene de afuera sin verificarlo, como si fuera una especie de robot, sin voluntad ni libertad para tomar sus propias decisiones; pero tampoco puede hacer borrón y cuenta nueva, porque entonces se encontraría solo, perdido como un niño sin padres; además, tarde o temprano, ya que la anarquía absoluta es imposible, alguien tendría que proponer su propia opinión a la hora de tomar decisiones importantes para el resto de la sociedad, y de este modo una tradición se vería sustituida por otra tradición distinta.
Así, alguien podría afirmar que pensar por sí mismo es, en realidad, imposible, pues siempre somos herederos de algo; a lo largo de la vida, cada uno va eligiendo y verificando su tradición, aunque a veces el método ensayo-error traiga consecuencias dramáticas. Además de todo ello, uno de los riesgos de seguir exclusivamente aquello que dicta la propia conciencia es que, para actuar bien, la razón necesita estar bien formada y experimentada. Debido a ello, a la hora de actuar, muchos, en lugar de razonar, se guían por el “yo siento” (emotivismo); “lo que más útil me sea” (utilitarismo); o “lo que más me guste” (hedonismo), acentuando aún más el actual relativismo, que deja al hombre a su propio capricho, huérfano de referentes y completamente perdido.
En definitiva, la mejor forma de pensar por sí mismo es empezar tomando en cuenta la propia tradición y verificándola, para mejorarla si es necesario, pero teniendo en cuenta que dilapidar, en nombre de cualquier prejuicio, lo que siglos de Historia han dado como bueno para los hombres, constituye un grave ejercicio de irresponsabilidad.
lunes, 3 de mayo de 2010
EL HADA MADRINA OS ENVÍA CONSEJOS
Para todos y todas los que os adentréis en los martillazos de la filosofía de Nietzsche, algunos consejos.
Lo primero que hay que entender es contra qué surge su pensamiento . Es una reacción contra tres concepciones del mundo:
- Contra la historia de la Filosofía Occidental (contra la Metafísica) iniciada por Sócrates. La búsqueda de una realidad más allá de lo que nos ofrecen nuestros sentidos se convierte en el eje que define a toda la metafísica. De este modo, nos hemos olvidado de los sentidos y los hemos sustituido por la Razón.
- Contra la Moral propia de esclavos, que va ligada o surge junto con el Intelectualismo Socrático (cuando Sócrates en su anhelo de encontrar unos principios universalmente válidos para organizar las Polis, asimila lo Bueno o lo Justo con las Esencias, con lo Verdadero, con el Saber o con lo Racional, dejando fuera de esta igualdad lo Vital, por estar dominado por el cambio que es incomprensible, irracional o, lo que es más grave, por ser irreal). Parece que sólo lo que procede del discurso racional es digno de estima, mientras que lo que es producto de nuestros instintos de supervivencia o de nuestros sentidos es Malo. Antes del Intelectualismo socrático, la moral tradicional griega (y para nosotros la raíz de la cultura occidental) es “aristocrática”. Esto significa que el ejemplo a seguir era el del héroe trágico (mezcla de lo apolíneo y lo dionisiaco). Los valores morales, los que ayudan a decidir al ser humano entre dos cursos de acción, eran valores “fieles a la tierra”, en palabras de Nietzsche. Perder la excelencia del carácter, el destacar por encima del resto, ha hecho del hombre moderno “masa”, un ser indiferenciado, un “camello” que arrastra la pesada carga de los valores que inventaron otros para unificar pueblos, culturas, etc. En definitiva, se trata de una moral que homogeneiza eliminado cualquier atisbo de “rebeldía”, aunque para Nietzsche esto podría ser interpretado como sinónimo de “creatividad”. Esta es la exposición de Nietzsche, más tarde tendréis que encontrar las críticas oportunas a este planteamiento.
- Contra la Religión (cristianismo), porque se presenta como la justificación íntima del racionalismo a nivel ontológico y epistemológico. Esto significa que cuando los filósofos inventan ese mundo “real” más allá de nuestros sentidos, necesitan fundamentarlo en un principio que garantice que esa realidad pretendida es el fundamento de todo cuanto vemos. Recordemos a Platón. La Idea de Bien, que se hallaba en la cúspide del mundo de las Ideas, era la que dotaba de realidad al resto de las ideas, las organizaba y era fuente de sabiduría. Era el “Dios” del mundo de las Ideas. Esa concepción de Dios es la que pasa a la dogmática del Cristianismo gracias a la labor de la Patrística latina, fundamentalmente (recordemos las figuras de San Agustín y Santo Tomás). Dios es la garantía de que existe el paraíso y que tras pasar por este valle de lágrimas, los “mansos de espíritu” verán a Dios. La moral cristiana justifica que existe un mundo “celestial” que es el mundo verdadero (hace una ontología y lo máximamente real es Dios) y sólo la Gracia divina nos ilumina para conocer ese mundo verdadero. La Gracia es la fuente de conocimiento (hace una epistemología). Pero incluso la filosofía posterior (el Racionalismo Cartesiano), sigue manteniendo la existencia de Dios (sustancia infinita) para garantizar que los contenidos de conciencia del Yo, es decir, la justificación de que podamos conocer se encuentra en Dios (la epistemología está fundamentada en una creencia: la existencia de Dios)
Lo siguiente que debéis de tener claro es cuáles son los elementos de su filosofía.
Está claro que hay dos partes: una parte destructiva y otra que da herramientas para construir. Las herramientas son:
- La Voluntad de Poder
- El Superhombre
- La transmutación o la transvaloración
- El Eterno Retorno
- Un Método: el Genealógico
Las definiciones de estos elementos son los que os ayudarán a componer la parte constructiva de la filosofía de Nietzsche, partiendo, eso sí, de dos supuestos:
- El Vitalismo
- El Nihilismo y la Muerte de Dios
No entro en más definiciones porque para eso ya tenéis el libro, las fotocopias y lo que hemos ido hablando en clase.
Respecto a cómo valorar la actualidad de Nietzsche, bien, cada cual puede organizar su argumentación pero en lo que respecta a la crítica a la Filosofía, se ha de admitir que la Escuela de la Sospecha nos enseñó a no confiar tanto en nuestra Razón Occidental. A partir de aquí y con ayuda de las aportaciones de la antropología y la sociología, la filosofía ha tenido que hacer “examen de conciencia” y ha encontrado problemas graves como el Etnocentrismo. Términos tan usuales hoy en día como la Interculturalidad y la Multiculturalidad han surgido de la sospecha de que sólo lo occidental no es lo “bueno” o lo “verdadero”. Sin embargo, contra Nietzsche, no hemos dejado de buscar una legislación universal para los pueblos que habitan el planeta. Nuestra defensa de los Derechos Humanos, como una especie de valores morales universales, nos alejan del planteamiento nietzscheano, pero esto no significa que nos acerque más a Sócrates, ya que el diálogo que permite su aplicación se ha descubierto que está lleno de “intereses”. No todos nos consideramos iguales para discutir según qué cosas, hay intereses que dificultan el acuerdo entre unos pueblos y otros. La Razón Occidental sigue creyéndose en posesión de la verdad y relega a otras culturas orientales a la falsedad. Esta es la denuncia que la herencia de Nietzsche nos ha legado a la filosofía.