Agustín García Calvo. Foto de José Luis Miras Orozco |
In Memoriam
de Agustín García Calvo
Con ochenta y seis años, ha muerto, en Zamora, donde nació en 1926, Agustín
García Calvo, discípulo del maestro Antonio Tovar en Salamanca. Agustín fue gran filólogo, gramático, excelente traductor del griego y del latín, esencial filósofo, activista, poeta
y "ciudadano ácrata convencido" (eso dice la prensa sin reconocer la contradicción entre los tres términos).
Escribió contra los coches y a favor del tren, contra el bienestar, contra el futuro y contra el dinero, desde una comuna zamorana y desde los clásicos griegos, romanos y castellanos, y contra la cara del conductor, que cree que va a algún sitio. Es la muerte la que iguala y la que habla en una de sus canciones:
Venga a mi cita, y no se retarde,
por la autopista a ciento cuarenta
el mico neumático que se revienta
contra el terror de que nadie le aguarde.
(4º conjuro)