He aquí un excelente comentario de un texto de Marx, escrito por un antiguo alumno del IES Francisco de los Cobos, Francisco Javier Villalba Alameda, licenciado en Geografía e Historia y a la sazón estudiante avanzado del grado de Filosofía, al que agradecemos que nos haya permitido publicarlo.
Puede servir de modelo para estudiantes de bachillerato... Aunque el texto se propone para el comentario sobre la obra de Marx y el marxismo, lo firmó también Federico Engels, quien formó tándem con el primero, como autor de esta y otras obras y en la acción revolucionaria.
MARX
“En contraste directo con la filosofía alemana,
que desciende del cielo a la tierra, ascendemos aquí de la tierra al cielo.
Dicho de otro modo, no partimos de lo que los hombres dicen, se imaginan y
representan, ni de aquello que son según las palabras, el pensamiento, la
imaginación y la representación de los otros, para llegar a los hombres de
carne y hueso; no es así; partimos de los hombres en la actividad real, a
partir de su proceso de vida real, mostramos los desarrollos, reflejos y
repercusiones ideológicas de este proceso vital. Los fantasmas del cerebro
humano son sublimaciones necesarias del proceso material de la vida de los
hombres, el cual puede ser empíricamente constatado y reposa sobre bases
materiales. La moral, la religión, la metafísica y toda otra ideología,
juntamente con las formas de conciencia correspondientes, pierden con este
hecho cualquier apariencia de existencia autónoma. No tienen historia, no
tienen desarrollo; son los hombres los que, desarrollando su producción
material y sus relaciones materiales, modifican justamente con su existencia
real el propio pensamiento y los productos del propio pensamiento. No es nunca
la conciencia la que determina la vida real, sino que es la vida real aquello
que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la
conciencia como si fuese el individuo viviente; desde el segundo,
correspondiente a la vida real, se parte de los individuos vivos, reales y
concretos y la conciencia es considerada únicamente como su conciencia”.
(La ideología alemana, Barcelona, Grijalbo, 1976, p.60).