Francisco de Paula Canalejas Casas (1834-1883), por E. P. Valluerca, Ateneo de Madrid |
"En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria"
Lucas 4, 24.
Nadie es profeta en su tierra. La frase evangélica se ha hecho popular, un tópico o lugar común que viene a significar que es muy difícil triunfar o adquirir gloria entre gentes que conocen bien la humanidad de uno y por tanto su menesteroso origen ("Y decían: ¿No es éste el hijo de José?" Lc, 4, 22). Si esto es cierto en todas partes, y muchos han de abandonar su pueblo para adquirir notoriedad como profetas, o como intelectuales, filósofos, ingenieros, arquitectos o artistas; no es menos cierto que el triunfo y reconocimiento entre los paisanos resulta particularmente difícil en España. Cualquier novedad francesa, alemana o americana, merece enseguida traducción y comentario, mientras que somos hipercríticos y muy recelosos -o sea, envidiosos- respecto a la calidad de las obras de nuestros paisanos.