A propósito del debate que se ha generado hoy en clase sobre la diferencia entre la Ontología y la Epistemología platónica, resumo ideas por si algo se nos ha quedado en el tintero.
En La República, Platón trata de plasmar sus inquietudes políticas vistos los desmanes que la Democracia de su ciudad, Atenas, cometía contra aquellos ciudadanos virtuosos, cual fue el caso de Sócrates. Por ello, este diálogo, lleva un segundo título "Acerca de la Justicia". Había que conseguir encontrar la perfección de la idea de ciudad, eterna y sin defectos. Sólo a través del conocimiento de esta idea permanente, el ser humano o, mejor dicho, el buen gobernante (el más sabio), podría administrar justicia y la paz sería posible. Es decir, motivos de tipo político y ético llevan a Platón a proponer la necesidad de alcanzar verdades absolutas, eternas, aquellas que no dependan de pareceres arbitrarios, locales, "relativos", sino que se presenten con necesidad y "objetividad".
En esta empresa Epistemológica, el recurso a los sentidos no podía ser de fiar, porque éstos nos enseñan un mundo en continuo cambio y devenir, como nos enseñó el maestro Heráclito. Teníamos que recurrir a la otra facultad humana de conocimiento: el Entendimiento. Con esta facultad, el ser humano puede conocer esencias (aspecto o lo común que ofrece una misma clase de entes), o al menos, se acercará a ese conocimiento. El problema que plantea la epistemología platónica es que necesita fundamentar las esencias como realidades. Esas esencias existen y por ello es posible el conocimiento objetivo, la Verdad, con mayúsculas.
Como vemos, para salvar el relativismo sofista y poder fundamentar la posibilidad del conocimiento de la verdad, Platón diseña una Ontología que habla de dos reinos: el visible (no verdadero) y el inteligible (el verdadero). En ellos podemos encontrar mayor y menor realidad y, paralelamente, mayor y menos verdad. Las Ideas son lo máximamente real y, por lo tanto, son los objetos que fundamentan el conocimiento verdadero, las Copias "no son" lo realmente real, pero se parecen a las Ideas, por lo que posibilitan un tipo especial de conocimiento que es la Creencia. Por último, tenemos los Simulacros que no pueden ser tenidos en cuenta dentro de lo que se parece a lo real, son falsos y son fruto de la Imaginación, pero que, hemos de reconocer que nos arrastran de una forma tal, que vivimos esclavos de su presencia (somos como esos "prisioneros").
La Ontología platónica, no siendo el objetivo de este Diálogo, termina siendo la base desde la que poder emprender las reformas políticas de la primera Utopía de la historia del pensamiento.
Sí señor, por lo menos me acuesto tranquilo sabiendo distinguir los dos términos. Enhorabuena, Amelia, un artículo 5 estrellas!
ResponderEliminarUn saludo!
Un texto excelente. Sólo me gustaría precisar que, desde una interpretación *gradualista* de la Teoría de las Formas de Platón, el mundo visible ininteligible (horatós anoetós) no es no verdadero o completamente falso, sino menos verdadero que el mundo inteligible (noetós ahoratós). Esta interpretación *gradualista*, no dualista, de la ontología-epistemología platónica está justificada por la alegoría de República VII: si faltase en la caverna por completo la luz, protagonista de la alegoría y metáfora de la verdad, los prisineros no verían nada de nada (epistemología).
ResponderEliminarDe modo paralelo (ontología): las cosas sensibles y sus imágenes o simulacros contienen algo de realidad, como los programas de la tele, si no, ni siquiera resultarían creíbles, reconocibles o verosímiles...
Por tanto, todo cuanto hay, se ve o se comprende, incluso dentro de la caverna, participa del ser y la verdad, según el *principio de plenitud* -tan platónico-. Esta idea de la plenitud del ser y su evolución histórica ha sido estudiada por Arthur O. Lovejoy en su famoso libro: *La gran cadena del ser*, Icaria, Barcelona, 1983.
Sobre las consecuencias lógicas del principio de plenitud véase nuestra "Dialéctica de plenitud": http://lp.jurid.net/criticas/Biedma.htm
Sobre su presencia en la filosofía del amor universal de León Hebreo cfr. "La idea del amor universal en el tiempo de Francisco de los Cobos", Mágina, nº 6, UNED-Jáen, Úbeda, 1996.
Amelia, ¿sabes alguna dirección donde haya comentarios de texto filosóficos corregidos para ir viéndolos y así habituarme?
ResponderEliminarLa explicación de hoy ha sido muy útil, y la única manera de aprender es haciéndo más y corrigiéndo los errores.
Bueno, gracias y un saludo!