Kant no sólo representa una extraordinaria síntesis de su época, la Ilustración, sino que es un
clásico indiscutible de la modernidad, y su sombra, además, se proyecta hacia el futuro, con
sus ideales de compromiso humanitario, perfección moral, educación para la autonomía, y con su apuesta por políticas internacionalistas que garanticen la paz perpetua y el equilibrio entre seguridad y libertad.
Su filosofía no es
sólo expresión de la emergencia histórica de la burguesía. Su ética apunta más allá,
hacia una ética cosmopolita, que elimine todo privilegio. Por eso, una "máxima" práctica sólo puede valer como ley ética si puedo pensar razonablemente que sea
universalizable, si es razonable que pueda ser querida y aplicada por cualquier criatura racional, incluso
si ésta es extraterrestre. Saber querer, he ahí la cuestión capital que casi todos desconocen.