sábado, 21 de febrero de 2015

EL PENSAMIENTO CRISTIANO

Introducción histórica




El cristianismo nació en Palestina y luego en Siria, antes de difundirse rápidamente por todo el Imperio y, finalmente, hasta más allá de sus confines. La comunidad judía de la que brotó estuvo al principio dispersa desde Jerusalén y Antioquía, donde primero aparece la palabra "cristiano", hasta Alejandría de Egipto y Roma.
Sodoma, 1525, Martirio de San Sebastián

Como los cristianos negaban obstinadamente la divinidad del emperador y eran pacifistas, fueron duramente perseguidos durante trescientos años.  Acusados por Trajano de fundar "sociedades secretas" y por Marco Aurelio de "irreligiosidad", Decio les exigió la apostasía (o sea, que renegaran de su fe). Y Diocleciano emprendió la última y más terrible de las persecuciones con sus edictos del 303 y 304.



Crismón, cristograma o monograma de Constantino,
con las letras X y P, las dos primeras del nombre de Cristo en griego
 y las letras alfa y omega, principio y fin.

En 313 el edicto de Milán firmado por Constantino concede derechos civiles y tolerancia a los cristianos. En 324 el cristianismo se convierte en religión del Estado. El primero Concilio fue presidido en Nicea, en el año 325, por el cordobés Osio. Allí quedó decretada la consustancialidad del Padre con el Hijo, que el arrianismo ponía en duda. En un ambiente de "disputas bizantinas", en 381-383, el emperador Teodosio convoca el segundo concilio ecuménico de Constantinopla, que agrava las penas contra los herejes y prohíbe los oráculos paganos.

Desde principios del siglo IV, durante las persecuciones de Diocleciano, muchos cristianos se refugiaron en el desierto, convirtiéndose en ermitaños y anacoretas. San Pacomio los reunió en una casa común o convento y San Atanasio dio a conocer el monacato en Occidente. Las figuras más importantes del monacato serán San Jerónimo de Estridón (340-420), autor de la famosa versión latina de la Biblia (Vulgata) y San Benito de Nursia, fundador de la orden benedictina.

1. Una doctrina helenística de salvación

Parmigianino, Conversión de San Pablo, 1527
El cristianismo no es una filosofía, es una soteriología, esto es, una doctrina espiritual de salvación. Por "salvación" entiende el cristianismo primitivo la redención del mal o del pecado, mediante algún tipo de expiación o sacrificio, junto a la promesa de la resurrección.

El cristianismo como religión nació tanto de la predicación de Jesús, como de la interpretación mística de su vida, pasión y muerte, obra sobre todo de Pablo, ciudadano romano judío: Saulo de Tarso, "Apóstol de los gentiles". Aunque fue contemporáneo suyo, Pablo no conoció a Jesús. Fue fariseo y feroz perseguidor de los cristianos antes de su célebre conversión camino de Damasco. Hablaba griego, hebreo y arameo. Sus epístolas y Hechos de los apóstoles forman parte decisiva del canon cristiano de los Evangelios. En el año 51, Pablo redactó la Primera epístola a los tesalonicenses, el documento más antiguo del Nuevo Testamento.

2. El misterio de la encarnación

El centro de la fe cristiana es la encarnación de Dios. Y los primeros cristianos en nada pretenden mitigar este "Absurdo". Dios Padre ha consentido que su Hijo se humanice y acepte padecer y ser sacrificado en la cruz para purificación de nuestros pecados. Esta es la "locura en alta voz" que proclama Pablo. El Lógos (noción tan importante para Heráclito y los estoicos) se ha hecho carne, escribe Juan al principio de su Evangelio, de modo que la tesis central del cristianismo es que el Verbo creador, la Palabra originaria se ha hecho noticia sensible, revelación; la necesidad se ha hecho así contingencia; y la metafísica, historia.

Cristo de Velázquez

Lo sagrado es la historia de la salvación, en una secuencia temporal que arranca de la Creación, pasa por el pecado original de nuestros primeros padres, tiene por episodio decisivo la venida del Mesías (el ungido, χριστóς) y acaba en el final de los tiempos, con la segunda venida de Cristo (parusía), la resurrección de los muertos y la gloria eterna para los justos.  

3. Cultos mistéricos y esenismo

a) El cristianismo presenta grandes similitudes con otras religiones y cultos mistéricos de la época helenística: mitraísmo, culto a Isis, Serapis, Cibeles, misterios órficos, eleusinos... Como en ellos, la salvación consiste en una gracia divina, que Dios concede gratuitamente, y está reservada a los iniciados o elegidos. El fiel asume la muerte de Dios lo que da lugar a un renacer, dicha asunción se efectúa a través de un ritual cuyo momento principal es la ingestión del dios, a través de un símbolo sensible: la carne o la sangre de un animal sacrificado, o el pan y el vino que representan o se transforman misteriosamente en cuerpo y sangre de Jesús. Las religiones mistéricas acogían al creyente, proporcionándole protección y promesa de felicidad.

Los famosos mitos platónicos manejaban elementos de los misterios eleusinos y órfico-pitagóricos. La introducción por parte de Platón de elementos mistéricos en la filosofía, al menos en sentido metafórico, hacía más cercano el platonismo al cristianismo.

b) Pero el cristianismo también tuvo relación histórica con el ascetismo piadoso, comunitario y pacifista, de los esenios, probablemente a través de la influencia de Juan el Bautista, pariente de Jesús. Los esenios apoyaron la revuelta Macabea de 166-159 a. C., pero no compartieron sus resultados finales, así que se retiraron al desierto para "preparar el camino del Señor" bajo el mando de un líder llamado "Maestro de Justicia". En los manuscritos esenios del Qumrán hay múltiples puntos de contacto con el mensaje cristiano.

4. La noción de la gracia 

Dicha noción entraña que el hombre no puede salvarse a sí mismo, ni siquiera a través del conocimiento como pretendían los gnósticos(1). La justificación viene a través de las virtudes teologales, excelencias o regalos que Dios libremente concede: fe, esperanza y caridad. La fe y, sobre todo, la esperanza en Dios, Padre, Hijo o Espíritu santo, es, ciertamente, una gran diferencia con las formas de religiosidad paganas de la época, por ejemplo con la melancólica actitud del emperador estoico Marco Aurelio o con el estoicismo escéptico de Séneca. Por su parte, la caridad cristiana, casto espíritu de fraternidad, dista mucho del eros griego. Se practicaba ritualmente en el ágape o comida de caridad.

Para la teología y la ética cristiana siempre será un problema la conciliación entre la salvación por la fe como gracia divina y el libre albedrío humano. Algunas corrientes del cristianismo recurrirán a la predestinación, otras, como el humanismo cristiano, salvarán la libertad, aun admitiendo la necesidad de la gracia santificante o de la mediación de la Iglesia.

Jerónimo de Estridón, traductor de la Vulgata

5. El dios deconocido y la ética universalista

La noción de un Dios único fue asentada por Filón de Alejandría , "el Platón judío", que intentó conciliar la filosofía griega y el judaísmo mediante una interpretación alegórica. Filón ensayó una proyección universal de la ética judía. Pablo conoció la versión griega del Antiguo Testamento, la llamada Biblia de los Setenta (Septuaginta) en que se enfatizaban estos aspectos de la fe judía. Por su parte, El Evangelio de Juan es el más joven de todos y el que propone una concepción más filosófica de Dios, muy distinto por su carácter a los otros tres: de Mateo, Marcos y Lucas, llamados sinópticos porque ofrecen una visión de conjunto parecida de la predicación y pasión de Cristo.

En el Areópago de Atenas, Pablo celebra que los atenienses hayan elevado un monumento al "dios desconocido", por si algún viajero quiere orar y no encuentra el suyo propio en el panteón. el Apostol de los "gentiles" dice que ha venido a anunciar ese mismo "dios desconocido" (ἄγνωστος θεός), pero no como un dios más entre otros. Él habla de un único Dios que, precisamente por no ser nada determinable y ningún dios determinado, es el principio de todo:

"Porque en él vivimos y nos movemos y somos...: somos linaje suyo. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que lo divino es semejante a oro o a plata o a piedra, a marca de arte y de pensamiento de hombre" (Hechos de los apóstoles, XVII, 22-29). 

El cristianismo supone un altruismo ético muy exigente. No se debe devolver mal por mal y se debe amar al prójimo como uno se ama a sí mismo. Este es el sentido ideal de la caridad cristiana.

La historia de Cristo convierte en sagrada la vida corriente, proclamando la importancia de la humildad frente a la soberbia del que se cree autosuficiente. Al contrario que el elitismo gnóstico que busca la salvación mediante una búsqueda solitaria de iluminación (gnosis), el cristiano ortodoxo se considera a sí mismo miembro de la familia humana y de una iglesia que se propone abarcar todo el orbe, es decir, hacerse universal. La palabra ἐκκλησία, de donde iglesia, tiene el genuino sentido de asamblea, de comunidad de fieles, hombres y mujeres que se consideran iguales en dignidad, y se ayudan y aman fraternalmente unos a otros, compartiendo una misma esperanza de vida eterna.

El cristianismo ortodoxo no cree -al contrario que el gnosticismo- que el mundo o el cuerpo sean malos por sí. El sufrimiento humano deriva de la flaqueza humana, de nuestros pecados. El mal se interpreta sobre todo como violencia contra los demás, tanto en sentido físico: robo, adulterio, asesinato; como en el sentido mental y emocional: ira, lujuria, odio...

6. Continuación y transformación de la Paideía griega.

En cierto sentido, el cristianismo continuó el modelo griego, helenístico, de educación. Entre los primeros Padres de la Iglesia tenemos tanto la posición conciliadora entre fe y filosofía, como el fideísmo extremo de Tertuliano (160-220). Hablando de la resurrección de Cristo, este brillante abogado de formación académica, que pasa su vida en Cartago, escribe: "Creo porque es absurdo" ('Certum est, quia impossibile'. Carne Christi V, 4.).

Tertuliano fue el primero en usar la palabra latina "trinitas" para referir a la unidad en la trinidad de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu santo. Pero su posición respecto a la filosofía es muy negativa:

"Allá ellos los que han salido con un cristianismo estoico, platónico o dialéctico. No tenemos necesidad de curiosear, una vez que vino Jesucristo, ni hemos de investigar después del Evangelio. Creemos, y no deseamos nada más allá de la fe". De
Praescriptione, 7, 1.

Como representante del diálogo entre la ciencia pagana (filosofía) y la nueva religión sobresale la figura de Justino el filósofo (c. 100-165), Padre apologista, quien halló una síntesis entre su formación platónica y los nuevos valores cristianos. Fundó una escuela de filosofía cristiana: el Didascáleo romanoJustino sufrió martirio en la capital del Imperio, a causa de sus disputas con el cínico Crescencio durante el reinado de Marco Aurelio.

Orígenes Adamantius (185-284), Padre de la Iglesia oriental, destacó por su erudición, y es considerado uno de los tres pilares de la teología cristiana, junto a Agustín de Tagaste y Tomás de Aquino. Sin embargo, la intolerancia doctrinal del siglo V ordenó quemar sus obras y le condenó al olvido. Pese a ello, algunos textos suyos han sobrevivido, otros se han redescubierto recientemente, y su defensa de la libertad fue muy apreciada por humanistas cristianos del Renacimiento como Erasmo.

Aunque Pablo había dicho que predicaba "la locura en voz alta" de que Dios se había humanizado, desde el principio, los intelectuales cristianos no se dirigieron solo a los pobres, esclavos, soldados, lisiados, viudas, enfermos..., hacia la mitad del siglo II también supieron discutir con los paganos cultos de buena voluntad, echando mano para ello de conceptos filosóficos heredados de las filosofías helenísticas.

El cristianismo se racionalizará en esta discusión, se hará teología, pero la filosofía se convertirá en un mero instrumento dialéctico y retórico, se reducirá a "sierva de la teología".

7. Patrística

Históricamente el cristianismo es una helenización mistérica y luego neoplatónica del judaísmo. Los primeros Padres de la iglesia se valieron de conceptos tomados de la Estoa y del platonismo anterior a Plotino. La patrística cristiana puede dividirse en:

  • Padres apostólicosescritores del siglo I y de principios del siglo II que tuvieron contacto con discípulos directos de Jesús.
  • Padres apologistas o apologetas, hasta el 200. Llamados así por defender el cristianismo de los ataques que recibe de intelectuales paganos (Celso, Porfirio, Juliano el Apóstata).
  • Padres doctrinales hasta el 450.
  • Última patrística, hasta el 735 en que muere Beda el venerable.

En esta obra, con la que Agustín crea un nuevo género
 literario,  el alma muestra personalmente
sus conflictos espirituales más íntimos,
 y explora los "vastos palacios de la memoria"

San Agustín (354-430), el principal Padre doctrinal de la Iglesia romana, admitirá que de todos los paganos, los más cercanos al cristianismo son los filósofos platónicos. Sabemos que el Hortensius de Cicerón le causó una viva impresión y que luego leyó una traducción latina de las Enéadas de Plotino. Tras una desesperada búsqueda de la verdad, habiéndose interesado por el maniqueísmo, se convierte al cristianismo, por mediación de Ambrosio, obispo de Milán (386).

Partiendo de la fe en las Escrituras, Agustín de Tagaste (Numidia) ensaya una aclaración doctrinal del cristianismo en lo que tiene de específico y original: "Nisi credideritis, non intelligetis", "sin haber creído no entenderéis". Pero la razón puede también preceder a la fe, no para demostrar las verdades reveladas, sino demostrando que es razonable creer. La fe de San Agustín no es algo irracional ni se cierra sobre sí misma, sino que busca inteligencia.

Dios, el Creador, la Verdad beatificante, es el ser mismo inmutable (ipsum esse) que contiene en sí como esencia propia todas las ideas platónicas, como ideas seminales de las cosas creadas. Dios es el sol inteligible a cuya luz la razón ve la verdad (doctrina de la iluminación): el Maestro interior.

El Dios de San Agustín no es sólo el Creador, sino también un Dios íntimo, pues estamos hechos a imagen y semejanza suya. Por eso, impera: "No te derrames fuera, porque en el hombre interior reside la Verdad". A parte de Dios, el otro gran tema de su filosofía es el alma (imago Dei). Por sus facultades, memoria, inteligencia y voluntad, el alma imita a su creador, y su verdadero peso es el amor: "no se entra en la verdad sino por la caridad". La ascensión a Dios no parte de las cosas, sino de la realidad íntima del alma, del hombre interior.

Nombrado obispo de Hipona, Aurelio Agustín muere cuando los vándalos atacan Cartago y el imperio romano oriental se desmorona.

8. Revelación

El judaísmo, el cristianismo y el islam, las tres grandes religiones monoteístas, admiten la comunicación directa de la verdad como revelación divina, transmitida a los hombres por medio de profetas inspirados, mensajeros celestes (ángeles), o por Dios mismo hecho hombre, como es el caso del cristianismo con Jesús. La palabra está contenida en libros sagrados.

El cristianismo católico admite una revelación natural de Dios, a través de su creación, el universo natural, y otra revelación sobrenatural, expresa en la Biblia.

9. La noción de Creación

Para la física y la filosofía griegas, la idea de un mundo que ha comenzado a ser desde la nada por la acción voluntaria de Dios resulta impensable. "De la nada nada puede ser hecho", afirmó Lucrecio en su poema De rerum natura. Para San Agustín, la creación no es una emanación necesaria de Dios, como para el neoplatónico Plotino (205-270), sino el resultado de un acto libre de Dios. Podría haber nada, pero Dios decidió que el mundo existiera. Esto ocurrió fuera del tiempo, porque el tiempo mismo surge con la creación(2).

10. Persona

El cristianismo incorpora un nuevo sentido de la dignidad de la persona. Por un lado, elimina cualquier justificación posible de la esclavitud (base social del antiguo orden político), pues todos somos hijos de Dios y nadie es esclavo ni de otro ni del pecado; y por otro lado introduce un concepto dramático de la libertad personal, pues aún sabiendo qué es el bien, el ser humano puede elegir el mal.

La persona será definida por Boecio como sustancia individual de naturaleza racional. La corriente de filosofía cristiana más importante del siglo XX se llamará personalismo.

Antes de ser ejecutado por el rey ostrogodo, Boecio compone en prisión
  La consolación de la filosofía, un diálogo en que la personifica.

11. Caminos de la teología cristiana. Ascética y mística.

Boecio (480-525) ha sido considerado como el último filósofo romano y el primer escolástico cristiano. La Escolástica será el segundo periodo histórico de la filosofía y la teología cristianas. Su plenitud llegará con la fundación de las universidades y con Tomás de Aquino, en el siglo XIII.

Paralelamente a Boecio, el Pseudo Dionisio Areopagita (480-530), "doctor jerárquico", sembrará con sus obras las semillas de la llamada teología negativa o teología mística. Al lado de la "vía positiva", basada en la revelación, la vía analógica busca a Dios en sus obras, en la unidad y belleza del mundo creado, es también una vía especulativa, un itinerario de elevación del hombre hacia dios; sin embargo, la vía negativa o mística más que buscar lo que Dios es, prefiere descartar todo aquello que Dios no es, buscando una unión mística con Dios mediante el ascetismo y el desprendimiento. Las obras de este neoplatónico cristiano, de origen siríaco o egipcio, atribuidas por error a Dionisio, obispo de Atenas del siglo I y discípulo directo de San Pablo, influyeron muchísimo en la espiritualidad medieval y en el quietismo de Miguel de Molinos.

Notas

(1) Existió un gnosticismo cristiano que al fin fue apartado como una rama herética. Plotino criticó a los gnósticos por "pensar muy bien de sí mismos y muy mal del universo" (cfr. Elaine Pagels. Los evangelios gnósticos, Crítica, Barcelona, 1982).

(2) Es curiosa la analogía entre San Agustín y Stephen Hawking con su teoría del Big Bang, en la que se afirma también que el tiempo no ha existido siempre. En su Historia del tiempo, el gran científico agnóstico, cita expresamente a San Agustín como antecedente de sus propias ideas.

Bibliografía utilizada (A parte de la citada en las notas)

Felipe Martínez Marzoa. Historia de la filosofía, v. I., Istmo, Madrid, 1973.
Olof Gigon. La cultura antigua y el cristianismo. Gredos, Madrid, 1970.
E. O. James. Historia de las religiones. Alianza, Madrid, 1975.
J. Ramos, J. Biedma y J. L. Abián, Sindéresis, Mad, Sevilla, 2003.
Wikipedia

No hay comentarios:

Publicar un comentario