domingo, 6 de marzo de 2016

PROVERBIOS SAPIENCIALES

"Manzanas de oro con adornos de plata,
es la palabra dicha a tiempo.
El Evangelista Mateo. Codex Aureus de Canterbury
(s. VIII)
Anillo de oro, o collar de oro fino,
la reprensión sabia en oído atento"
Proverbios (25, 11-12) 

La Biblia


La Biblia es una colección heterogénea de textos de distintas épocas, estilos y autores. 

El cristianismo basa su doctrina sobre todo en el Nuevo Testamento, que incluye cuatro Evangelios canónicos (existen otros llamados Apócrifos), los Hechos de los apóstoles, una abundante colección de Cartas o Epístolas de los padres apostólicos, y el misterioso Apocalipsis atribuido a San Juan. 

Los libros más antiguos de la Biblia son los del Pentateuco del Antiguo Testamento, la Torah de los hebreos. Son cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, todos ellos atribuidos a Moisés. Completan el Antiguo Testamento los Salmos de David, más otras colecciones de libros históricos, proféticos, sapienciales y apocalípticos.



Libros sapienciales y proverbios

La colección de libros sapienciales incluye textos tan famosos como el Libro de Job, el Cantar de los Cantares atribuido al rey Salomón (traducido al castellano por Fray Luis de León, más bien un poema de amor que un libro sapiencial), así como la colección llamada Proverbios, el más típico ejemplo de literatura gnómica o sapiencial de Israel. 

Proverbios contiene dos colecciones atribuidas a Salomón, a las que se han añadido diversos apéndices: "Palabras de los sabios", "Palabras de Agur", etc. Este conjunto está precedido por una larga introducción en que un padre hace a un hijo recomendaciones prudenciales, para que sepa andar por la vida, y la misma Sabiduría (personificada) toma la palabra. El libro concluye con un poema alfabético que ensalza a la "mujer perfecta".

En el prólogo que encabeza los Proverbios, la Sabiduría, presente en Dios desde la Eternidad, actúa con Él en la creación del mundo. En las partes más antiguas de la colección la sabiduría se identifica con la justicia y lleva directamente a la felicidad, mientras que la locura que se identifica con la iniquidad, o conducta incorrecta, lleva a la ruina. El mundo es gobernado por un Dios justo y bueno que premia a los honrados y castiga a los injustos.

La forma más antigua de literatura sapiencial hebrea es el "mashal", palabra que puede significar también sátira (pues se mofa de los necios), que nosotros traducimos por proverbio. El mashal puede ser una fórmula breve y sorprendente que cautiva la atención: un dicho popular, un refrán o una máxima moral. Luego, el proverbio se desarrolla y se hace parábola o alegoría, discurso o razonamiento.

Los proverbios se conservan en la familia o el clan, se transmiten en una misma tribu de generación en generación y se expresan en sentencias aldeanas, apólogos cortos que contienen una moraleja que sirve de regla de conducta o como derecho consuetudinario (lo que se acostumbra hacer, el uso tradicional con fuerza de ley).

Por la facilidad con que se memorizan son muy aptos para la enseñanza oral en manos de padres y escribas. Estos, los escribas, podían ser funcionarios reales, y es en la corte de los reyes donde se desarrolla y toma forma escrita la literatura sapiencial hebrea... Una de las colecciones de los Proverbios fue reunida por "los hombres de Ezequías, rey de Judá".

En aquella época remota, hace tres milenios, sabios, profetas y sacerdotes constituían cuerpos distintos, aunque a partir del Destierro a Babilonia de los israelitas (s. VI), las tres corrientes confluyen y en los tiempos evangélicos (primero siglos de nuestra era) el escriba (el sabio) y el doctor de la ley se aliarán. 

Los primeros proverbios datan de la época dorada del rey Salomón, hijo de David, que reinó aproximadamente entre el 962 y el 922 a. C., a quien se atribuyen. Salomón reformó la administración y fortificó Jerusalén. Se cudenta que pudo mantener setecientas esposas y trescientas concubinas. Construyó el primer y legendario templo que destruyó Nabucodonosor II, rey de Babilonia. Su sincretismo religioso y la oposición extranjera contribuyeron a la división del reino poco después de su muerte.  

La sabiduría hebrea, más que en la especulación como los griegos, se muestra en destrezas y conocimientos prácticos, relativos al sentido de la vida y al modo mejor de manejar la propia. 
Famoso juicio de Salomón


La sabiduría de Salomón

Salomón fue alabado como el sabio más grande de Israel, por eso se le atribuyen las dos colecciones más antiguas e importantes de los Proverbios. Evidentemente es imposible saber qué sentencias son del rey Salomón y cuáles recogen una tradición más antigua. Algunas se han podido inspirar en máximas egipcias de Amenemopé, escritas mil años antes de Jesucristo. En Egipto, la sabiduría era personificada en la figura de Maat, la Justicia-Verdad.
Maat, la diosa egipcia de la Verdad-Justicia


También en Mesopotamia (actual Irak) se compusieron desde antiguo proverbios, fábulas y poemas que podemos considerar pertenecientes al género gnómico. Se han encontrado textos sapienciales asirios escritos en acádico, y en arameo. Alrededor del siglo V a. C. el libro de los Proverbios adquiere su forma definitiva.

Se trata de un saber prudencial con pocas preocupaciones religiosas. No es de extrañar que tal sabiduría entrase a veces en conflicto con la visión trágica y puritana de los profetas. Una filosofía o visión de la vida humana profana, menos reflexiva que la griega, que pretende acomodar al hombre al orden cósmico para que viva bien y prospere.

Los proverbios comparten temas con sus vecinos árabes. Agur y Lemuel, a quienes se atribuyen dos series de proverbios bíblicos, eran originarios de Massá, una tribu del norte de Arabia.

En la literatura israelita la oposicion sabiduría/locura se trueca en oposición entre justicia/iniquidad, piedad/impiedad. La sabiduría israelita es un humanismo devoto inspirado en el temor reverencial de Dios. La palabra hebrea para "sabiduría" significa muchas cosas: habilidad manual y profesional, sentido político, astucia, prudencia, acierto..., hasta el dominio de la magia. Este saber puede ejercerse para el bien y para el mal, y por eso los profetas se opondrán a los sabios.


Antología de proverbios bíblicos: una moral práctica


El autor exhorta a huir de las malas compañías: 


"Tantea bien el sendero de tus pies y sean firmes todos tus caminos. No te tuerzas ni a derecha ni a izquierda, aparta tu pie de la maldad" (4, 26-27)


Previene al hijo frente a la "mujer extraña" recomendándole la novia de toda la vida para una relación estable y duradera:


"Sea tu fuente bendita. Gózate en la mujer de tu mocedad, cierva amable, graciosa gacela: embriáguente en todo tiempo sus amores, su amor te apasione para siempre" (5, 18-19)

Biblia de Wenceslao, rey de Bohemia (XIV)

La Sabiduría arenga al perezoso a seguir el ejemplo de la hormiga:


"Vete donde la hormiga, perezoso, mira sus andanzas y te harás sabio. Ella no tiene jefe, ni capataz ni amo; asegura en el verano sus sustento, recoge su comida al tiempo de la mies.¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado?¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco dormir, otro poco dormitar, otro poco tumbarse con los brazos cruzados; y llegará como vagabundo tu miseria y como un mendigo tu pobreza" (6, 6-11).


Se trata de una saber prudencial que casa los buenos sentimientos con la astucia de la reserva:


"El mal se busca quien avala al desconocido, quien no es amigo de chocar la mano está seguro" (11, 15)


Muchos proverbios arremeten contra la arrogancia de quien no acepta ser corregido. La sabiduría prefiere una pobreza digna antes que una riqueza hecha a prisa (y por tanto sospechosa) y asociada a la maldad:


"Más vale un plato de legumbres con cariño, que un buey cebado, con odio" (15, 17)


Algunos tienen una orientación pesimista, pero en general forman parte de una gaya ciencia, de un saber alegre:


"Corazón alegre hace buena cara,corazón en pena deprime el espíritu" (15, 13)

"Mejor es habitar en el desierto que con mujer litigiosa y triste." (21, 19)


Se trata de evitar el conflicto, y de llevarse bien con el vecino sin confianzas excesivas, por eso se combaten como malas pasiones: la ira, que genera violencia ("el alma de los pérfidos se nutre de violencia", 13, 3); o la envidia ("caries de los huesos"). Se pone al mismo tiempo en valor el lenguaje como medio para calmar al iracundo y bálsamo para el ansioso, e incluso se anima a perdonar:


"Ansiedad en el corazón deprime al hombre, pero una palabra buena le causa alegría" (12, 25)


"La prudencia del hombre domina su ira, y su gloria es dejar pasar una ofensa" (19, 11)


"¡Pleitos tengas y los ganes!" -la frase circula hoy como una maldición gitana. No es para menos, aún ganando el pleito, es preferible no pleitear. Eso es lo que quiere decir. Y de otro modo, el sabio antiguo:


"Entablar proceso es dar curso libre a las aguas; interrúmpelo antes de que se extienda" (17, 14)


En cualquier caso, la ética entendida al modo socrático como señorío racional sobre al alma, y la honradez, valen más que la gloria:


"Más vale el hombre paciente que el héroe, el dueño de sí que el conquistador de ciudades" (16, 32)


La maledicencia genera animadversión y discordia:


"El malo está atento a los labios inicuos, el mentiroso presta oído a la lengua perversa" (17, 4)


No falta un dístico contra el cohecho, tan de moda hoy por desgracia:


"El malo acepta regalos en su seno, para torcer las sendas del derecho" (17, 23)


Advierte contra la opresión de los humildes a través del préstamo, algo que está de triste actualidad:


"El rico domina a los pobres, el deudor es esclavo de su acreedor" (22, 7).


Como sucede con la hybris griega, aquí tampoco la presunción o soberbia anuncian nada bueno...


"El corazón humano se engríe antes de la ruina, y delante de la gloria va la humildad"


Como Descartes, el sabio previene contra la precipitación:


"Tampoco es bueno el afán cuando falta la ciencia, el de pies precipitados se extravía" (19, 2) 


También se dedican reproches a la gula, a los excesos en el comer y en el beber vino. En alguno de los proverbios aún late el eco de su venerable calidad poética: 


"Besa en los labios, el que responde con franqueza" (24, 26)


Contra la crueldad, ¿o a favor? Anotaré para acabar un último proverbio paradójico:


"No te alegres por la caída de tu enemigo, no se goce tu corazón cuando se hunde; no sea que lo vea Yahveh y le desagrade, y aparte de él su ira".

Nota bibliográfica

He usado la versión de la Biblia de Jerusalén y el Diccionario de la Biblia de W. R. F. Browning, Paidós, 1998.



1 comentario:

  1. Pues va a ser que el último proverbio no lo voy a seguir...y además espero que Yavé sea comprensivo ante esa alegría largamente esperada...

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