El Cíclope es el
único drama satírico que conservamos de Eurípides (480-406 a. C.). Unos piensan que lo compuso
joven; otros, que viejo.
Volviendo de la guerra de Troya, Odiseo desembarca en Sicilia buscando provisiones. Allí se encuentra a Sileno y a su tribu de sátiros, sometidos a
esclavitud por Polifemo, el temible cíclope. Odiseo los soborna fácilmente con
vino, a cambio de corderos y leche. Pero, antes de que el trueque se lleve a
efecto, se presenta el cíclope y pregunta el motivo del presunto expolio.
Sileno miente diciéndole que el extranjero está robando sus bienes y anima a su monstruoso amo a acabar con Odiseo explotando la extraordinaria fama de charlatán de este:
“si pegas un mordisco a su lengua, te convertirás en el más pícaro y charlatán”.
Sileno, caudillo de los sátiros |
Tanto el cíclope, antropófago y cazador, como Odiseo, se
permiten tutear a los dioses. El primero se engríe de su autosuficiencia, sus solas fuerzas le bastan para vivir como quiere. Como rúbrica, tras
comer y beber hace resonar su túnica con pedos, “haciendo un ruido que
puede competir con los truenos de Zeus” (325-329). En cuanto a Odiseo, reclama
bravamente el auxilio de Zeus:
“¡Y tú, que habitas la sede de los astros resplandecientes, Zeus hospitalario, mira lo que me sucede, pues si no prestas atención a ello, en vano eres reconocido como Zeus, no siendo nada!” (353-356).
La dignidad heroica de Odiseo contrasta con la actitud
indecente de Sileno. La figura del gigantón borracho y su comportamiento
grosero provocarían sin duda las carcajadas de los espectadores más simples de
la época. El cíclope representa la vida natural y sencilla, más acá o más allá –según
se mire- de normas de urbanidad, leyes y buenas costumbres, mientras que Odiseo representa un ideal de vida
más elaborado: el racionalismo ateniense y el civismo democrático. Expresa así la disputa contemporánea physis/nomos (naturaleza/norma), tan
propia de la ilustración sofística.
Cuando se ve más desesperado, Odiseo clama a Hefesto para
que le ayude a incendiar el ojo del gigante, y a Hypnos, dios del sueño y “alumno
de la negra Noche”, para que se lance sobre “esta fiera odiosa a los dioses”, porque Polifemo es un hombre “que ni de los dioses ni de los hombres se preocupa”,
carente de religión y de moral, por tanto.
Pero Odiseo mismo no parece ya muy seguro de la autoridad de los dioses inmortales a los que apela cuando en su oración añade esta significativa advertencia:
“De no ser así [o sea, si no le ayudan], habrá que considerar el Azar una divinidad y a la fuerza de los dioses inferior al Azar” (600-609).
EJERCICIOS
1. Escriba una semblanza de Eurípides.
2. Relacione la actitud y palabras de Odiseo en esta obra con los puntos de vista de los principales sofistas respecto a los dioses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario