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Sancho contempla las piruetas penitenciales de Don Quijote Ilustración de Gustave Doré |
Sorprende el fuerte nervio poético de esta obra de Ortega de 1914, famosa sobre todo porque en ella aparece por primera vez la fórmula: "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". La sentencia continúa así:
"Benefac loco illi quo natus est, leemos en la Biblia. Y en la escuela platónica se nos da como empresa de toda cultura, ésta: 'salvar las apariencias', los fenómenos. Es decir, buscar el sentido de lo que nos rodea"
Su discípula, María Zambrano, ratificaría esta misión platónica de "salvar las apariencias", como propia de la razón poética y de su filosofía.