Mostrando entradas con la etiqueta idealismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta idealismo. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de mayo de 2017

CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

La filosofía como crítica del conocimiento

La Ilustración había entronizado a la Razón como a una diosa, en polémica con el trono, con el altar, con los privilegios de la nobleza. A Kant se lo ha definido como cartógrafo de la razón,  ya que dibuja cuidadosamente el mapa de los distintos usos de la razón con sus fronteras. Para Kant, la función crítica de la Filosofía estudia las condiciones de posibilidad del conocimiento y sus límites. Kant llama a esta tarea Crítica de la razón pura y a su método propio análisis crítico o trascendental.

Así como Copérnico cambió la imagen del mundo mostrando que no es el cielo el que gira alrededor de la Tierra, sino el planeta Tierra el que gira alrededor del Sol, Kant pretende una revolución copernicana en el campo de la teoría del conocimiento, al mostrar que el conocimiento no es una aprehensión conceptual de las cosas, sino un encuentro entre lo dado (sensaciones, fenómenos) y lo puesto por el sujeto (tiempo, espacio, conceptos), es decir, el conocimiento es una síntesis trascendental. Conocer es un hacer (tun) del sujeto.

Kant divide la Doctrina trascendental de los elementos del conocimiento, primera parte de la Crítica de la razón pura, en Estética trascendental, Analítica trascendental y Dialéctica trascendental.

Esquema de Diego Sánchez Meca. Aproximación a la Filosofía, 1982.

domingo, 17 de abril de 2016

EL ARTE, ÓRGANO ROMÁNTICO DE LA FILOSOFÍA



Schelling. Sentimiento de la naturaleza y el arte

1. Una vida romántica

Federico Guillermo José Schelling nació en Leonberg, una bella aldea de Württemberg (Suabia), hijo de un pastor protestante. En el seminario de Tubinga conoció a Hegel y Hölderlin, poeta que sería su amigo íntimo durante décadas. Influido por Fichte elaboró una tesis en latín sobre el papel del mal (1792). En 1796 marchó a la universidad de Jena recomendado por Goethe y en 1798 ya formaba parte del círculo romántico de Carolina Michaelis, viuda del célebre médico Böhmer y esposa del erudito Friedrich von Schlegel, con cuya hija Augusta se casó.

viernes, 3 de mayo de 2013

Hegel: reflexión crítica y transformación de la historia



Un análisis de Hegel


Para el profesor Pedro Cerezo[1] es injusto interpretar el modelo especulativo de la filosofía hegeliana como un idealismo contemplativo y reaccionario. La descalificación del idealismo de Hegel se ha centrado en su consideración como:

1. Visión: La especulación hegeliana se ha descalificado como un mero reflejo, a modo de espejo (speculum), la contemplación pasiva de un orden racional o presuntamente racional ya dado en lo acaecido en la historia, un simple re-conocer (y de paso justificar) lo ya acontecido (“todo lo real es racional”).

2. Construcción: Se ha descrito negativamente la filosofía de Hegel como un pensamiento en el vacío, fantasmagórico, una especie de construcción subjetivo-ideal del mundo.

3. Manipulación: Y partiendo del significado mercantil del término “especulación”, como acción que altera el sentido de lo real, se ha visto en su dialéctica del espíritu una modificación ideal, una mistificación, que asigna un nuevo valor, irreal e imaginario, a las cosas.
O sea, el idealismo absoluto quiere hacer pasar sus visiones por realidades (1.), confunde la lógica de su pensamiento con la génesis de lo real (2.) y sublima lo real para hacerlo compatible con la dinámica de la idea, para asignarle un plus de sentido y valor que fuerce a reconocer que las cosas sean tal y como aparecen en el cielo de la visión reconciliada del espíritu (3.).

lunes, 1 de abril de 2013

Tercer Manuscrito Marxiano


Karl MARX (1818). Manuscritos de Economía y Filosofía, 1844.


Marx nunca tuvo la intención de publicar estos manuscritos: apuntes incompletos e intuiciones sin desarrollar. Cuando se descubrieron fueron considerados “malditos” por muchos marxistas –sobre todo soviéticos- que los consideraron precientíficos e “idealistas”. Tratan del hombre más que de economía.

Íntegramente se publicaron por primera vez después de la muerte de Stalin, en Moscú, en 1956, con el título de Manuscritos de 1844; con dificultades, pues los folios de Marx estaban divididos en columnas, en cada una de las cuales se trataba un tema distinto; también surgió la polémica sobre la traducción de ciertas palabras, como las que corresponden a “extrañamiento” y “enajenación”.

El primer Manuscrito muestra las condiciones enajenantes del trabajo y el problema humano del obrero, sometido a la explotación del capitalista o del terrateniente. Trata del salario, de la progresiva miseria obrera, de las ganancias acumulativas del latifundista y el capitalista. Cita extensos textos de otros autores de la época.

El segundo Manuscrito, muy breve, trata de la propiedad privada.

El tercer Manuscrito, al que pertenece el texto propuesto para el examen de Selectividad (2015), es el más importante por el vigor de su exposición y su carácter idealista y humanista.

A partir del concepto hegeliano de “naturaleza objetiva”, Marx critica la enajenación del hombre. Sólo una revolución total, el comunismo, puede solucionar la alienación e insatisfacción humana, al hacer coincidir al humano existente con su ser social, que es su verdadera naturaleza.

Marx critica también el “fetichismo del dinero” que separa al hombre de la naturaleza. El dinero sustituye a la felicidad como fin ultimo en la sociedad capitalista. Critica a los economistas ingleses (J. S. Mill, A. Smith) por su individualismo y defensa a ultranza de la propiedad privada.

Finalmente, hace un estudio crítico del idealismo hegeliano, sobre todo basado en La fenomenología del espíritu, de la que valora la tesis del devenir dialéctico y los conceptos de enajenación y de realidad objetiva, pero critica su abstracción, su valoración del Todo por encima de las partes y la supremacía del Yo sobre la naturaleza.

Se trata de una obra juvenil. La ironía, el apasionamiento y la humanidad de los Manuscritos nos muestran el potencial positivo y creativo del autor. A pesar de sus pretensiones cientifistas, Marx influye primero por el corazón y sólo después por las ideas.

martes, 17 de enero de 2012

El platonismo de la "teoría de las catástrofes"


La gran lira del universo, según R. Fludd
(Mersenne, L'harmonie universelle, 1636)
René Thom es considerado como el padre de la "teoría de las catástrofes", pero esta denominación espectacular fue inventada por E.C. Zeeman, aunque Thom fue quien escribió y publicó en 1972 Stabilité structurelle et morphogenèse, que en 1983 fue completada y revisada por su autor, y despertó un importante eco científico, por su aplicación en diversas ciencias, tanto naturales (geología, biología...), como humanas (sociología, etología, etc.).

Se trata de una teoría que describe con modelos matemáticos un cierto número de fenómenos discontinuos, por ejemplo, las “transiciones de fase”, es decir, el modo en que una sustancia pasa súbitamente del estado líquido al gaseoso, o el modo en que un perro vacila entre la cólera y el miedo, el ataque o la huida. Si el perro sólo tiene miedo, huye; si sólo está encolerizado, ataca. Pero estos dos estados pueden manifestarse de una manera más compleja, de modo que la cólera deje paso progresivamente al miedo o inversamente; aparecen así comportamientos “catastróficos”, dramáticos, caracterizados por cambios bruscos (v. diagrama infra).

En su obra Parábolas y catástrofes (Tusquets, 1985), Thom considera su teoría no sólo como una metodología, sino también como una hermenéutica. El término “hermenéutica” se aplica específicamente al arte de interpretar los textos sagrados. El autor piensa que la suya introduce una mejor comprensión de los arcanos de la naturaleza que el mecanicismo materialista y reduccionista de la ciencia convencional, porque predecir no es comprender. La matemática es "el testimonio impecable del idealismo de la naturaleza. La vida suprema es matemática. Todos los mensajeros divinos son obligatoriamente matemáticos". Y es aquí donde Thom rebasa con creces los límites de las matemáticas para hacer filosofía, e incluso metafísica, remitiéndonos al idealismo platónico.