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martes, 31 de marzo de 2020

LA CIUDAD DE DIOS


San Agustín
LA VISIÓN DE LA HISTORIA DE SAN AGUSTÍN

El imperio romano del siglo V ya no parecía tan malvado ni avocado al vicio como antaño, antes de Constantino, pero la Iglesia ya no parecía tan santa después de Constantino, el emperador que en 313 había decidido convertir el cristianismo en la fe del Estado (In hoc signo vinces). Hay que recordar el contexto. Cuando san Agustín (354-430) comenzó a escribir hacia el 413 su Ciudad de Dios, los bárbaros comenzaban a invadir y a destruir el imperio romano. San Agustín escribe la De Civitate Dei para responder a las acusaciones dirigidas contra los cristianos (pacifismo, incivismo) y para consolarlos por la derrota, pues en 410 el bárbaro Alarico conquistó Roma, capital de un imperio cristiano.

sábado, 21 de febrero de 2015

EL PENSAMIENTO CRISTIANO

Introducción histórica




El cristianismo nació en Palestina y luego en Siria, antes de difundirse rápidamente por todo el Imperio y, finalmente, hasta más allá de sus confines. La comunidad judía de la que brotó estuvo al principio dispersa desde Jerusalén y Antioquía, donde primero aparece la palabra "cristiano", hasta Alejandría de Egipto y Roma.
Sodoma, 1525, Martirio de San Sebastián

Como los cristianos negaban obstinadamente la divinidad del emperador y eran pacifistas, fueron duramente perseguidos durante trescientos años.  Acusados por Trajano de fundar "sociedades secretas" y por Marco Aurelio de "irreligiosidad", Decio les exigió la apostasía (o sea, que renegaran de su fe). Y Diocleciano emprendió la última y más terrible de las persecuciones con sus edictos del 303 y 304.

viernes, 11 de enero de 2013

Vita brevis



La brevedad de la vida es un tópico de la filosofía helenística. Su fórmula latina, Vita brevis, es el título que eligió el filósofo, profesor y escritor noruego, Jostein Gaarder para “La carta de Floria Emilia a Aurelio Agustín” que, según la ficción, habría sido redactada poco después del 400, y como contestación a las famosas Confesiones del obispo de Hipona.

Como es sabido, Aurelio Agustín (nacido en Tagaste, Numidia, en el 354, muerto en Hipona en 430)  tuvo un serio problema con las pasiones del cuerpo y del alma, sobre todo con “las concupiscibles”: los lascivos y lujuriosos apetitos de la carne. Le gustaban a muerte las mujeres, pero parece ser que le molestaba profundamente que le gustaran tanto las mujeres, que casi no pudiese prescindir de ellas en la cama o que cuando consiguió prescindir de ellas en el lecho no pudiera siquiera hacerlo en sueños… Su autoexamen resulta clarificador, pues Agustín fue un agudo psicólogo: “¿Es que cuando duermo no soy yo mismo, Señor Dios Mío?” (Confesiones, X, 30).