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miércoles, 11 de diciembre de 2024

IDEALISMO TRASCENDENTAL Y REALISMO EMPÍRICO

 


IMPOSIBILIDAD DE UNA PSICOLOGÍA RACIONAL

Kant piensa que no existe ni es posible una psicología racional que amplíe por puros conceptos, en cuanto doctrina, el conocimiento de nosotros mismos. Eso sí, existe la crítica de la psicología trascendental como disciplina que fija a la razón especulativa unos límites infranqueables, con el fin de evitar, por una parte, que nos entreguemos a un materialismo sin alma y, por otra, que nos perdamos en las fantasías de un espiritualismo sin fundamento. Hemos de dejar la estéril y exaltada especulación en torno a nosotros mismos para aplicarnos al fecundo uso práctico. Es decir, la idea de alma cuenta en la práctica, pero no  teóricamente, ya que no es posible una ciencia del alma, pues no sabemos si nuestro destino rebasa infinitamente la experiencia y la vida presente (CRP, B421).

El caso es que, según Kant, la psicología racional debe su origen a un simple malentendido. Se toma la unidad de conciencia, que sirve de base a las categorías, por intuición del sujeto en cuanto objeto y se le aplica la categoría de sustancia, pero el sujeto en el que tiene su fundamento originario la representación del tiempo, no puede determinar su propia existencia continua en el tiempo como sujeto simple, idéntico y permanente, mediante esa representación (B422). 

Lo único que sabemos es que el concepto del sujeto posee un sentido meramente lógico en la proposición "yo pienso". "Yo existo pensando" contiene la determinabilidad de mi existencia sólo en relación con mis representaciones en el tiempo, pero es imposible determinar cuál es el modo de mi existencia: si como sustancia o como accidente. Así, pues, si el materialismo no es idóneo para explicar mi existencia, el espiritualismo es también insuficiente. En conclusión, no hay modo alguno que nos permita conocer algo de la constitución del alma en lo que se refiere a la posibilidad de su existencia separada del cuerpo (B420).

PARALOGISMOS DE LA RAZÓN PURA

Por paralogismo lógico entiende Kant la incorrección del silogismo desde el punto de vista de su forma, sea cual sea su contenido. El paralogismo induce a inferencias formalmente incorrectas. Es una falacia que se basa en la naturaleza de la razón humana y conlleva una ilusión inevitable, aunque no insoluble (B399).

El "Yo pienso" tan sólo sirve para indicar que todo pensamiento pertenece a la conciencia, pero de esa proposición sólo podemos inferir falazmente la sustancialidad, simpleza, unidad y permanencia transmundana del alma, su inmaterialidad incorruptible o su personalidad espiritual. En relación a ello tenemos cuatro paralogismos de la psicología racional, que Kant critica como pseudociencia, pues nunca podemos tener un concepto objetivo del Yo como algo separado de sus pensamientos y, por eso -círculo vicioso- cuando lo enjuciamos ya nos servimos de su representación. La proposición "Yo pienso" es tomada por Kant como problemática y no como conteniendo la percepción de una existencia como en el cartesiano cogito ergo sum.


IDEALISMO TRASCENDENTAL Y REALISMO EMPÍRICO

En la primera edición de la Crítica de la razón pura (1781) y en su "Crítica del cuarto paralogismo de la psicología trascendental". Kant se embarca en una interesante digresión a propósito de las clases de idealismo. Distingue dos clases: el trascendental y el empírico...

"Entiendo por idealismo trascendental la doctrina según la cual todos los fenómenos son considerados como meras representaciones, y no como cosas en sí mismas [númenos]. De acuerdo con esta doctrina, espacio y tiempo son simples formas de nuestra intuición, no determinaciones dadas por sí mismas o condiciones de los objetos en cuanto cosas en sí misms. A este idealismo se opone un realismo trascendental que considera espacio y tiempo como algo dado en sí (independientemente de nuestra sensiblidad)" (369A)

Así pues, el "realista trascendental" se representa los fenómenos exteriores como cosas en sí mismas existentes con independencia de nosotros y de nuestra sensibilidad. Este realismo trascendental concuerda luego con un "idealismo empírico" (*), pues partiendo del supuesto erróneo de que los objetos son completamente exteriores y existen en sí mismos, al margen de nuestros sentidos, entonces todas nuestrs representaciones sensibles son incapaces de garantizar la realidad de esos mismos objetos.

DUALISMO KANTIANO

"El idealista trascendental [caso del propio Kant] puede, en cambio, ser un realista empírico y,  consiguientemente, un dualista, como suele decirse. Es decir, puede admitir la existencia de la materia sin salir de la mera autoconciencia y asumir algo más que la certeza de sus representaciones, esto es, el cogito, ergo sum. En efecto, al no admitir esta materia, e incluso su posibilidad interna, sino en cuanto fenómeno que nada significa separado de nuestros sentidos, tal materia no es para él más que una clase de representaciones (intuición) que se llaman externas, no como si se refirieran objetos exteriores en sí mismos, sino porque relacionan percepciones con un espacio en el que todas las cosas se hallan unas fuera de otras, mientras que él mismo está en nosotros" (370A).

Kant admite que, desde el comienzo de su tratado, se ha pronunciado a favor de este idealismo trascendental que correlaciona con un realismo empírico...

"Con nuestra doctrina queda, pues, eliminada toda reserva relativa a aceptar, por el testimonio de nuestra autoconciencia, la existencia de la materia y a proclamarla así demostrada, de la misma manera que la existencia de mí mismo como ser pensante. Soy, en efecto, consciente de mis representaciones. Por lo tanto, existen éstas y yo que las poseo. Ahora bien, los objetos exteriores (los cuerpos) son simples fenómenos, no siendo, consiguientemente, más que una clase de mis representaciones, cuyos objetos sólo son algo a través de estas, pero no son nada separados de ellas" (370A).

Existen las cosas exteriores y yo mismo, pero la representación de mí mismo en cuanto sujeto pensante es únicamente referida a mi sentido interno,  mientras las representaciones que designan seres exteriores son referidas también al sentido externo...

"El idealista trascendental es, pues, un realista empírico. Concede a la materia, en cuanto fenómeno, una realidad que no hay que deducir, sino que es inmediatamente percibida" (371A)

Mas la materia, en todas sus formas y modificaciones, no es más que fenómeno, es decir, representación nuestra de cuya realidad poseemos conciencia inmediata.

Nota

(*) Sospecho que con su rechazo del "idealismo empírico" Kant está pensando en la metafísica de George Berkeley (1685-1753).

domingo, 8 de diciembre de 2024

LOS IDEALES DE LA RAZÓN PURA

 

 

Para Ángel Castro Gómez, 
estudioso de Kant
 
"Por una crítica fundamental 
de los principios de la naturaleza y de la razón, 
Kant destruye la Ilustración y crea una nueva época"

Xavier Zubiri 

 

LA DIALÉCTICA, LÓGICA DE LA ILUSIÓN

En su Crítica de la razón pura y en la segunda parte de su "Lógica trascendental"Kant llama en general a la Dialéctica  una lógica de la ilusión. Aclara que no se trata de una doctrina de la probabilidad, pues trata de verdades, pero conocidas por razones insuficientes y cuyo conocimiento es defectuoso, pero no falaz. La ilusión no se halla en los sentidos, pues estos no se equivocan, pero no porque los sentidos juzguen correctamente, sino porque no juzgan en absoluto. En esto Kant es fiel a Aristóteles y a la escolástica. Verdad y error tienen que ver con el juicio, es decir, la falsedad y la verdad se dan en la relación del objeto con nuestro entendimiento. 

La "ilusión lógica" de que trata la Dialéctica es inevitable, tan inevitable como que la luna le parezca al astrónomo mayor a la salida, por más que no se deje engañar por esta ilusión. La dialéctica trascendental kantiana se conforma con detectar la ilusión de los juicios trascendentes, ilusión tan inevitable como natural, puesto que nuestra razón tiene tendencia natural a generar conceptos y principios que no toma ni de los sentidos ni del entendimiento, sino que ella misma produce. 

Aclaremos que "trascendental" significa que hace posible el conocimiento, trascendentales son las condiciones generales del conocer, y no es lo mismo "trascendental" que "trascendente". Esto último es lo que pensamos como más allá de la experiencia, lo suprasensible o sobrenatural. Trascendente es la idea del Yo como alma sustancial, simple, permanente y libre; trascendente es la idea de Mundo como orden de la totalidad de la experiencia (de la que no tenemos experiencia) y trascendente es la noción de Dios como Ideal de la razón pura o Idea del Soberano bien en que virtud y felicidad se confunden... 

"La filosofía primera tiene que renunciar al pomposo nombre de Ontología y convertirse en ciencia de las condiciones trascendentales del conocimiento de los objetos". Ahora bien, "lo trascendente es, ciertamente, pensable porque no es imposible" (X. Zubiri). Lo trascendente es suprasensible y, por lo tanto, no puede ser captado intuitivamente ni resulta subsumible bajo un concepto empírico de modo que podamos hacer de ello un objeto científico. Podemos, eso sí, formar de ello un concepto puramente nocional, una noción obtenida por puros conceptos y categorías que Kant, siguiendo a Platón, llamará Idea. A la facultad de las Ideas es a lo que Kant llama Razón y opone la esta razón pura a la facultad del entendimiento. Dichas ideas, en su función teorética, no son nuevos objetos, sino que expresan totalidades. No tienen una función cognoscitiva, sino reguladora.

Si el Entendimiento es la facultad de las reglas, la Razón es la facultad de los principios. Kant llama conocimiento por principios "a aquel en el que, por medio de conceptos, conozco lo particular en lo universal. Así, todo silogismo es un modo de derivar un conocimiento partiendo de un principio" (B357).

Sin embargo, pretender saber cómo la naturaleza de las cosas y los objetos en sí mismos se hallen bajo principios y sean determinados bajo simples conceptos constituye una exigencia, si no imposible, al menos contradictoria (antinomias). La razón tiene no obstante la intención de reducir la enorme variedad del conocimiento del entendimiento al menor número de principios y también la exigencia de conocer o, al menos, de pensar su unidad, pero la Unidad de la Razón no es la unidad de una experiencia posible. Por el contrario, el que todo tenga una causa no es un principio conocido y prescrito por la razón, sino un principio trascendetal que hace posible la experiencia sin tomar nada de la razón, la cual hubiese sido incapaz, sin esa referencia a la experiencia posible, por simples conceptos, de imponer semejante unidad sintética. Por eso Kant piensa que el Principio de causalidad pertenece al Entendimiento, no a la Razón.

Mosaico romano, reproducción de Baltasar Raya

LA CONCEPCIÓN DE LO INCONDICIONADO

El caso es que la razón tiende por su propia naturaleza a buscar la condición de la condición (por medio de un prosilogismo) es decir, a encontrar lo incondicionado del conocimiento condicionado por la experiencia y los conceptos que le dan nuestra forma, pero tales principios son trascendentes al mundo fenoménico y jamás podremos hacer de ellos (alma, mundo, Dios) un uso empíricamente adecuado. Las ideas o principios de la razón pura son distintos de todos los principios del entendimiento, cuyo uso es inmanente y no trascendente, ya que poseen como único tema la posibilidad de la experiencia.

Los  conceptos de la Razón sirven para concebir (begreifen), mientras que los conceptos del Entendimiento sirven para entender (versteben) las percepciones. Los conceptos de la razón pura, que aspiran a contener lo incondicionado bajo la rúbrica o símbolo de sus ideas (alma, mundo, Dios), refieren a aquello bajo lo cual está comprendida toda experiencia, pero sin ser nunca un objeto de experiencia. Son conceptos que pueden poseer una validez objetiva (conceptus ratiocinati) al ser correctamente inferidos (no obtenidos por simple reflexión) o, en caso contrario, podemos llamarlos conceptos sofísticos (conceptus ratiocinantes), Kant les da el nombre de ideas trascendentales.

Por idea o "concepto de razón" entiende Kant "un concepto que esté formado por nociones y que rebase la posibilidad de la experiencia" (B377), o bien "un concepto necesario de razón del que no puede darse en los sentidos un objeto correspondiente" (B383). Las ideas en general surgen de la razón suprema y no son extraídas de los sentidos, sino que sobrepasan con mucho los mismos conceptos del entendimiento, ya que nunca se halla en la experiencia algo que concuerde con esa idea. En efecto...

 "nuestra razón se eleva naturalmente hacia conocimientos tan altos, que ningún objeto ofrecido por la experiencia puede convenirles, a pesar de lo cual estos conocimientos no son meras ficciones, sino que poseen su realidad objetiva. // El terreno preferente donde Platón halló sus ideas fue el de todo lo práctico, es decir, el de la libertad, la cual depende, a su vez, de conocimientos que son producto genuino de la razón", 

pues quien quisiera derivar de la experiencia los conceptos de la virtud haría de la excelencia algo ambiguo y mudable según el tiempo y las circunstancias, es decir, algo inservible para constituir una regla de conducta (B371). 

No obstante, Kant aclara en nota que no puede seguir a Platón en su hipóstasis mística de las Ideas. Negativamente refiere a "la perfección soñada" de la Heliópolis platónica "la cual sólo puede asentarse en el cerebro de un pensador ocioso" y cita a Brucker que cree ridícula la afirmación del filósofo según la cual nunca regirá bien un prícipe que no participe de las ideas, pero Kant recuerda la República platónica positivamente y confuta a Brucker y su desprecio de Kalópolis, pues opina que "en vez de dejar a un lado como inútil este pensamiento con el mísero y contraproducente pretexto de ser impracticable, sería más oportuno tenerlo más en cuenta e iluminarlo con nuevos esfuerzos" (B372s). Y añade que una constitución que promueva la mayor libertad humana de acuerdo con leyes que hagan que la libertad de cada uno sea compatible con la de los demás es una idea necesaria, que ha de servir de base a todas las leyes. Por lo tanto, la idea que presenta este maximum como arquetipo es plenamente adecuada. Kant asume así la necesidad del ideal, ya que 

"nadie puede ni debe determinar cuál es el supremo grado en el cual tiene que detenerse la humanidad, ni, por tanto, cuál es la distancia que necesariamente separa la idea de su realización. Nadie puede ni debe hacerlo porque se trata precisamente de la libertad, la cual es capaz de franquear toda frontera predeterminada". "La razón humana revela verdadera causalidad, donde las ideas se tornan causas eficientes (de los actos y de sus objetos, es decir, en lo moral" (B374). De modo que "la razón práctica y la razón pura [en Kant] no son dos razones, sino una misma razón" (Zubiri).

Mosaico romano, por Baltasar Raya


LOS MÉRITOS DEL PLATONISMO

Por consiguiente, 

"si prescindimos de la exageración de sus términos, el empeño espiritual de Platón por ascender desde la consideración del cosmos físico como copia hasta su conexión arquitectónica según fines, es decir, según ideas, constituye un esfuerzo digno de ser respetado y proseguido. Un mérito muy especial de Platón se halla en lo relativo a los principos de la moral, de la legislación y de la religión, donde son las ideas las que hacen posible la misma experiencia (del bien), aunque tales ideas nunca puedan ser plenamente expresadas en ella. El que este mérito no sea reconocido se debe únicamente a que se juzga desde reglas empíricas cuya validez, en cuanto principios, tuvo que ser eliminada precisamente por esas ideas. En efecto, si la experiencia nos suministra las reglas y es la fuente de la verdad en lo que afecta a la naturaleza, esta misma experiencia es (desgraciadamente), en lo que toca a las leyes morales, madre de la ilusión. Es muy reprobable el tomar las leyes relativas a lo que se debe hacer de aquello que se hace o bien limitarlas en virtud de esto último" (B375).

 

LA TOTALIDAD DE LAS CONDICIONES

Las ideas o conceptos trascendentales de la razón representan la totalidad de las condiciones de un condicionado dado. Sólo lo incondicionado hace posible la totalidad de las condiciones y, a la inversa, la totalidad de las condiciones es siempre incondicionada, por eso podemos explicar el concepto puro de la razón como concepto de lo incondicionado, "en el sentido de que contiene un fundamento de la síntesis de lo condicionado" (B379).

Los conceptos de razón pura serán tantos cuantas sean las clases de relación que el entendimiento se representa por medio de las categorías: habrá que buscar primero un incondicionado de la síntesis categórica en un sujeto; en segundo lugar un incondicionado de la síntesis hipotética de los miembros de una serie; en tercer lugar, un incondicionado de la síntesis disyuntiva de las partes en un sistema. Por medio de prosilogismos avanzamos hasta un sujeto que ya no es, a su vez, predicado (Yo, alma); hasta una suposición que no supone nada más (Dios); y en tercer lugar, hasta un agregado de los miembros de la división donde nada falta para completar la division de un concepto (Mundo). Tales conceptos son necesarios, al menos como proyectos tendentes a proseguir, dentro de lo posible, la unidad del entendimiento hasta lo incondicionado. Se basan en la naturaleza de la razón humana y no poseen más utilidad que la de llevar al entendimiento en una dirección en la que éste, al ampliar al máximo su uso, se pone en perfecta armonía consigo mismo (B380).


RELEVANCIA PRÁCTICA DE LAS IDEAS

Kant deja claro que las ideas trascendentes no son invenciones arbitrarias, sino que ofrecen el concepto de un maximum. Podemos afirmar que el todo absoluto de todos los fenómenos es una simple idea, pues nunca podremos formarnos de él una imagen. Pero la idea práctica es siempre muy fecunda, porque en relación a los actos resulta necesaria e indispensable, pues la razón pura posee en ella incluso la causalidad de convertir en real lo contenido en su concepto (podríamos decir recordando el título del famoso ensayo de Richard M. Weaver que las ideas tienen consecuencias)... 

"No podemos, pues, decir desdeñosamente que la sabiduría sea una simple idea. Al contrario, precisamente por ser la idea de la necesaria unidad de todos los fines posibles, debe servir, en cuanto condición originaria o, al menos restrictiva, de norma para todo lo práctico" (B385).

Por lo tanto, las ideas no son superfluas ni carecen de valor. Si bien no podemos determinar ningún objeto por medio de ellas, pueden servir de forma imperceptible de canon del amplio y uniforme uso del entendimiento. Por eso, cuando consideramos un conocimiento como dado, la razón se ve obligada a suponer completa y dada en su totalidad la serie ascendente de las condiciones (B388) COMO SI lo incondicionado fuera real, que no lo sabemos. 

"Es posible que la serie de las premisas tenga, por el lado de las condiciones, un primer eslabón como condición suprema, o que no lo tenga y que, por consiguiente, no esté limitada a parte priori. En todo caso, aun suponiendo que nunca pudiéramos abarcar la totalidad de las condiciones, esa serie debe contenerla y ser incondicionalmente verdadera, si se pretende tener por verdadero lo condicionado que consideramos consecuencia resultante de la serie. Esta es una exigencia de una razón que determina a priori su conocimiento y lo proclama necesario..." (B389).

Las ideas trascendentales, que aluden a principios trascendentes (Alma, Mundo, Dios) de los que por tanto ni tenemos ni podemos tener constancia inmanente, no tienen un uso científicamente constructivo ni constitutivo, pero tienen un uso regulativo, orientan la investigación intelectual hacia la unidad que representan. Las ideas son reglas para ampliar y armonizar el conocimiento COMO SI todos los fenómenos fuesen manifestaciones de una única sustancia y formasen un sistema (Mundo), o COMO SI esta dependiese de un ordenador perfecto. Las ideas valen  problemáticamente.

"La idea se niega como realidad objetiva -en la crítica de la metafísica- para afirmarse como realidad simbólica, realidad interior, la realidad de un modelo por alcanzar, de una regla a seguir en las obras humanas, una de las cuales es la obra del conocimiento" (Manuel García Morente).

 

PERTINENCIA CULTURAL DE LOS IDEALES DE LA RAZÓN 

Así, de las tres ideas de la Razón pura se desprenden como reglas gnoseológicas y epistemológicas: 

1. De la homogeneidad: Nuestro conocimiento debería tender a establecer leyes más generales reduciendo en cuanto sea posible el número de sustancias.

2. Máxima lógica de la especificación o variedad: Esta regla corrige la anterior asegurándole al conocimiento extensión y realidad, pues el Entendimiento no debe olvidar el carácter específico de los fenómenos.

Ambos principios 1. y 2. persiguen la supresión de lo contingente, de lo casual; el uno por afirmación de semejanzas, el otro acentuando los caracteres específicos. Se corresponden con los preceptos cartesianos de la síntesis y del análisis.

3. Máxima lógica de la afinidad de los conceptos: Esta es la comunidad de géneros (κοινωνία τῶν γενῶν) sobre la cual fundaba Platón la unidad del sistema de las ideas, la referencia de todas las ideas a la Idea del Bien, reguladora máxima del ser (que se corresponde en Kant con el Primado de la razón práctica). Hacia esa unidad absoluta tiende siempre la experiencia y en la marcha tras ese inasequible ideal va produciéndose la cultura.

Dios, Alma y Mundo no son objetos, ni sus Ideas son conceptos con que poder conocer algo dado, pues carecen de contenido empírico y no hay en ellos ninguna intuición. "Pero son Ideas cuya función es servir de faro que oriente y guíe al entendimiento en orden a constituir un sistema, y no sólo una mera colección de conocimientos" (Zubiri)

Fuentes                                                                                   

Imanuel Kant. Crítica de la razón pura. Prólogo, traducción, notas e índices de Pedro Ribas, Alfaguara, Madrid 1993, 9ª ed.)
Manuel García Morente. La filosofía de Kant, Espasa Calpe, Madrid 1975.
Xavier Zubiri. Cinco lecciones de Filosofía, II. Kant, 1963.


miércoles, 26 de abril de 2023

SEMIÓTICA DE RELACIONES

 


DISPUTATIO DE RELATIVIS

 En sus Categorías, Aristóteles, después de referirse a la entidad (ousía), es decir a las sustancias primeras y segundas (estas “segundas” son especies y géneros), examina la Cantidad y, en seguida, se ocupa del predicamento de Relación. Las relaciones se dicen respecto a algo (pros ti, cerca de, hacia), lo que son ellas mismas lo son de otras cosas o respecto a otra cosa de cualquier otra manera. Pone el Estagirita el ejemplo de lo mayor, relación que permite comparar el tamaño o la edad, o lo doble. Y añade que también son de lo respecto a algo cosas como: estado, disposición, sensación, conocimiento, posición. También la contrariedad se da respecto a algo, aunque no a todo lo respecto a algo le pertenece lo contrario (nada hay contrario a lo triple, v. gr.). Parece que lo respecto a algo es capaz de admitir más y menos, así la semejanza o la desigualdad.

viernes, 18 de marzo de 2022

A LA PAZ PERPETUA

Grabado de Goya. Los desastres de la guerra.
El genial aragonés escribió abajo: ¡Grande hazaña! ¡Con Muertos!

Dejó dicho Erasmo que la guerra es tan mala que la hacen mejor los peores. Pero no hay duda de que el animal humano es belicoso y polémico, "polémico" por usar la palabra que usaron los griegos para referir a la guerra contra un enemigo externo: polemós (πόλεμος), de donde también viene “polémica”, que es batalla de palabras. Lo peor es que no es mala para todos, pues algunos de las guerras sacan "perras", como los vendedores de armas, sin ir más lejos, los extraperlistas, los usureros...

domingo, 20 de junio de 2021

LOS MUNDOS NO SON EL UNIVERSO (Markus Gabriel y Kant)


Vilanos de barba de cabra (Tragopogon porrifolius)


LA FILOSOFÍA COMO POLÉMICA

Los filósofos suelen ser mejores refutando y arremetiendo contra las concepciones de otros filósofos y criticando los puntos de vista ajenos que construyendo teorías irrefutables de la realidad. Esto no quiere decir –como afirmaba Gustavo Bueno- que toda filosofía sea polémica, que todo pensar sea pensar contra, adversa dialéctica, discusión contra ideas ajenas. 

lunes, 26 de abril de 2021

APRIORISMO KANTIANO Y RELEVANCIA EMPÍRICA (HUME)

 

Esquema de la Analítica trascendental kantiana.
Kunzmann, Burkard y Wiedmann. Atlas de Filosofía, 1991

Yahoo ha notificado a sus usuarios que va a cerrar su plataforma digital de RESPUESTAS (YAHOO-ANSWERS). No obstante, ha facilitado a sus registrados (en mi caso bajo el pseudónimo de Telémaco) la descarga de sus preguntas y respuestas, que paso a este cuaderno virtual por si pueden ser de utilidad para estudiantes y estudiosos. 


PREGUNTA: Por favor, necesito ayuda con Kant y Hume para un examen. No entiendo el apriorismo kantiano. Estas son mis dudas: ¿Qué es exactamente lo que defiende Kant? ¿Qué se propuso Kant probar contra los empiristas y racionalistas? ¿En qué no coincide con Hume? Kant no defiende la teoría de las ciencias empíricas de Hume, ¿por qué? ¿Por qué dice Hume que la ciencia no puede predecir hechos?

sábado, 19 de mayo de 2018

KANT Y EL PROBLEMA DEL ARTE

El problema estético

 Por Filosofía se pueden entender muchas maneras de habérselas con la realidad. También se puede comprender la filosofía como una perspectiva específica o individual, personalísima. Cualquier asunto, relación, acción... consienten una atención específicamente filosófica, racional, existencial, universalista, holística, metafísica... Quizá una de las funciones más relevantes de la filosofía sea reflexionar sobre los productos de la cultura humana: la ciencia, la moral, la religión o el arte.

Los hombres producen una esfera especialísima de enseres que no expresan verdades ni normas de acción, que no son conocimiento ni moralidad (costumbres), sino objetos de un puro y peculiarísimo deleite, llamado placer estético o artístico. La Filosofía es tan relevante por sus respuestas y sistemas históricos como por sus preguntas, las cuales progresan en su complejidad a la luz del saber probado.

lunes, 5 de junio de 2017

DIGESTIÓN ORTEGUIANA DE KANT Y NIETZSCHE


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Neokantianos alemanes

Fueron decisivos en la formación intelectual de José Ortega y Gasset (1883-1955), el mayor filósofo español del siglo XX y tal vez de todos los tiempos, los años que pasó en Alemania, en diversas etapas. El primer viaje fue en 1905 a la Universidad de Leipzig. En Lepizig tuvo Ortega su "primer cuerpo a cuerpo desesperado con la Crítica de la razón pura, que ofrece tan enormes dificultades a una cabeza latina". Ortega mismo describe como daba embestidas contra esta obra por analogía con el elefante del zoo (elefante, dios indio de la filosofía): el enorme paquidermo se formó un callo golpeando su noble frente contra los barrotes de su jaula, "que es lo más que una criatura puede hacer" (OO. CC. I, 441).

En Leipzig pasó Ortega un semestre, en el siguiente marchó a Berlín, luego en Marburgo durante tres años, becado austeramente por el Estado español, estudió con los neokantianos Hermann Cohen y Paul Natorp, quienes ejercerán profunda influencia en él. Son los años de lo que luego llamará su "prisión kantiana", y contra la que empezará a reaccionar en 1910. En Marburgo se describe a sí mismo como "una pura llama celtíbera que ardía, que chisporroteaba de entusiasmo dentro de la Universidad alemana" (VIII, 261). Discutía con Nicolai Hartmann, con Paul Scheffer... sobre Kant y sobre Parménides.

lunes, 22 de mayo de 2017

CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

La filosofía como crítica del conocimiento

La Ilustración había entronizado a la Razón como a una diosa, en polémica con el trono, con el altar, con los privilegios de la nobleza. A Kant se lo ha definido como cartógrafo de la razón,  ya que dibuja cuidadosamente el mapa de los distintos usos de la razón con sus fronteras. Para Kant, la función crítica de la Filosofía estudia las condiciones de posibilidad del conocimiento y sus límites. Kant llama a esta tarea Crítica de la razón pura y a su método propio análisis crítico o trascendental.

Así como Copérnico cambió la imagen del mundo mostrando que no es el cielo el que gira alrededor de la Tierra, sino el planeta Tierra el que gira alrededor del Sol, Kant pretende una revolución copernicana en el campo de la teoría del conocimiento, al mostrar que el conocimiento no es una aprehensión conceptual de las cosas, sino un encuentro entre lo dado (sensaciones, fenómenos) y lo puesto por el sujeto (tiempo, espacio, conceptos), es decir, el conocimiento es una síntesis trascendental. Conocer es un hacer (tun) del sujeto.

Kant divide la Doctrina trascendental de los elementos del conocimiento, primera parte de la Crítica de la razón pura, en Estética trascendental, Analítica trascendental y Dialéctica trascendental.

Esquema de Diego Sánchez Meca. Aproximación a la Filosofía, 1982.

domingo, 21 de mayo de 2017

CONCEPTO KANTIANO DE LA FILOSOFÍA

Filosofía en general


Como sistema, la Filosofía es para Kant un ideal, no una realidad. Por eso no se puede aprender Filosofía; pero se puede aprender a filosofar. Tal y como dice en la "Arquitectónica de la razón pura" (CRP), el filósofo es nada más y nada menos que el legislador de la razón humana. Como legislación, la filosofía tiene dos objetos: la naturaleza y la libertad, o sea, lo que existe y lo que debe ser. Uno es el uso especulativo (o científico) de la razón, el otro el uso práctico.

Kant entiende por Filosofía la ciencia de la relación de todos los conocimientos a los fines esenciales de la razón humana. Y estos fines son principalmente de carácter ético, la emancipación del género humano y la realización de todas sus aptitudes naturales, de ahí el primado de la razón práctica sobre la razón técnico científica. Los avances científicos, si no van acompañados de progreso moral de la humanidad -dice Kant- son "mera lentejuela miserable" ("Idea de una historia universal en sentido cosmopolita").

miércoles, 3 de febrero de 2016

PROPIEDADES DEL ENTE (Trascendentales)


Atributos del ente

El participio agente "trascendente" se usó antes que el adjetivo "trascendental" para referir a las propiedades del ente (de cualquier cosa existente). Tomás de Aquino usa la expresión transcendentium ordo, el orden de los conceptos trascendentes. Fue hacia el siglo XIV cuando empezó a usarse “trascendentales” y “transcendentalia” para referir a las propiedades del ente.

La idea había aparecido en la Metafísica de Aristóteles (IV, 2, 1004b), donde se puede leer que igual que el número posee atributos o afecciones propias como el de ser par o impar:

“El Ente en cuanto ente tiene ciertas afecciones propias, y éstas son aquellas acerca de las cuales es propio del filósofo investigar la verdad.”[1] τῷ ὄντι ᾕ ὂν ἔστι τινὰ ἴδια, καὶ ταῦτ' ἐστι περὶ ὧν τοῦ φιλοσόφου ἐπισκέψασθαι τὸ ἀληθές (1004b 15-17)

lunes, 14 de septiembre de 2015

ESCEPTICISMO ANTIGUO Y MODERNO


"Nada firme podemos decir sobre nada"
Filón

El filósofo ocupa un puesto intermedio entre el dogmático, que cree saberlo todo y por eso ya no busca la verdad; y el nihilista, que cree que no hay verdad y por tanto no hay nada que buscar, ni que encontrar.

La duda respecto del saber mitológico está en el origen mismo de la filosofía. Cuando no es posible creer, estamos obligados a pensar. Los físicos presocráticos buscan causas naturales y necesarias donde la teogonía ofrecía explicaciones fantásticas y presuponía divinos caprichos. Pero la misma filosofía es un esfuerzo por saber a qué atenerse, esto es, por establecer creencias no dudosas o, al menos, instalarse en las menos dudosas, teórica o prácticamente. El descreimiento absoluto es una especie de nihilismo que nos reduce a la inacción o la pasividad acomodaticia del hombre sin principios.

Escéptico (σκεπτικóς, skeptikós) es "el que examina", "el investigador", no el que niega la posibilidad de la verdad, la necesidad de la opinión bien fundada o el ideal de la certeza. Escépticos fueron llamados los seguidores de Pirrón de Elis (ca. 360 - ca. 270 a. C.). Pirrón tuvo por maestro a Anaxarco, apodado "el hombre feliz". Anaxarco fue consejero y amigo de Alejandro el Grande y viajó con sus ejércitos en Asia. Afirmaba que no sabía nada, ¡ni siquiera que no sabía nada!

martes, 12 de mayo de 2015

El IMPERATIVO CATEGÓRICO. Sentido y formulaciones éticas


 Definición y fundamento 

Noción central en la ética formal kantiana, un imperativo categórico es lo contrario de  un imperativo hipotético del tipo: “Si quieres ser feliz, no te metas en política”, o “Si quieres la gloria eterna, cumple los mandamientos de la ley de Dios”, etc., donde el mandato, “no te metas en política”, “cumple los mandamientos…”, está condicionado por la hipótesis de lo que deseas (en cursiva).

lunes, 19 de mayo de 2014

Kant y la ética civil

Kant no sólo representa una extraordinaria síntesis de su época, la Ilustración, sino que es un clásico indiscutible de la modernidad, y su sombra, además, se proyecta hacia el futuro, con sus ideales de compromiso humanitario, perfección moral, educación para la autonomía, y con su apuesta por políticas internacionalistas que garanticen la paz perpetua y el equilibrio entre seguridad y libertad. 

Su filosofía no es sólo expresión de la emergencia histórica de la burguesía. Su ética apunta más allá, hacia una ética cosmopolita, que elimine todo privilegio. Por eso, una "máxima" práctica sólo puede valer como ley ética si puedo pensar razonablemente que sea universalizable, si es razonable que pueda ser querida y aplicada por cualquier criatura racional, incluso si ésta es extraterrestre. Saber querer, he ahí la cuestión capital que casi todos desconocen.

viernes, 3 de mayo de 2013

Hegel: reflexión crítica y transformación de la historia



Un análisis de Hegel


Para el profesor Pedro Cerezo[1] es injusto interpretar el modelo especulativo de la filosofía hegeliana como un idealismo contemplativo y reaccionario. La descalificación del idealismo de Hegel se ha centrado en su consideración como:

1. Visión: La especulación hegeliana se ha descalificado como un mero reflejo, a modo de espejo (speculum), la contemplación pasiva de un orden racional o presuntamente racional ya dado en lo acaecido en la historia, un simple re-conocer (y de paso justificar) lo ya acontecido (“todo lo real es racional”).

2. Construcción: Se ha descrito negativamente la filosofía de Hegel como un pensamiento en el vacío, fantasmagórico, una especie de construcción subjetivo-ideal del mundo.

3. Manipulación: Y partiendo del significado mercantil del término “especulación”, como acción que altera el sentido de lo real, se ha visto en su dialéctica del espíritu una modificación ideal, una mistificación, que asigna un nuevo valor, irreal e imaginario, a las cosas.
O sea, el idealismo absoluto quiere hacer pasar sus visiones por realidades (1.), confunde la lógica de su pensamiento con la génesis de lo real (2.) y sublima lo real para hacerlo compatible con la dinámica de la idea, para asignarle un plus de sentido y valor que fuerce a reconocer que las cosas sean tal y como aparecen en el cielo de la visión reconciliada del espíritu (3.).

sábado, 16 de marzo de 2013

Kant y los goznes del tiempo

Gilles Deleuze

Las condiciones a priori del mundo

En unas lecciones que impartió sobre Kant (Vincennes, primavera de 1978), Gilles Deleuze describe la filosofía del prusiano como sofocante y excesiva… Pero cuando uno la resiste y le toma el ritmo, toda esa bruma nórdica se disipa y queda una asombrosa arquitectura. Un filósofo no es menos creador que un pintor o un músico, y para el francés, la máquina de conceptos inventada por Kant es pavorosa y gira alrededor de un cierto problema del tiempo. Kant abre una nueva conciencia del tiempo en oposición a una conciencia clásica o una conciencia antigua del tiempo.

Como se sabe, a priori, para Kant, significa independiente de la experiencia. Pero decir que algo es independiente de la experiencia no impide que puede ser algo que se aplique a la experiencia y sólo a ella. Este es el “misterio” de los juicios sintéticos a priori, esos monstruos surgidos del averno de la lógica transcendental kantiana. Al contrario que los juicios empíricos a posteriori, los sintéticos a priori son universales y necesarios, independientes de la experiencia, pero aplicables, extensibles, a cualquiera de las experiencias posibles, de ahí su valor científico, cognitivo.

Pasa lo mismo con las categorías, son coextensivas a la totalidad de la experiencia posible. Así por ejemplo sucede con el predicado “ser causa” (importante categoría de relación). “Tener una causa" es un predicado universal que se aplica a todos los objetos de la experiencia posible, al punto que el pensamiento tiene necesidad de él para explicar cualquier evento. Los predicados –o pseudopredicados- que se atribuyen a la idea de un todo de la experiencia posible son precisamente los que Kant llama categorías, esos doce apóstoles del pensamiento puro, seis estáticos y seis dinámicos.

sábado, 5 de mayo de 2012

RAZÓN VS. PASIÓN (Kant)


Portada de un magazine mensual francés
dedicado a la divulgación de la filosofía

¿Puede ser moral la pasión?



Esta pregunta se puede hacer a la sombra de las polémicas ilustradas. Tras leer apasionadamente a Rousseau, Kant le refuta. No se debe fundar la moral en el “corazón”, sino que hay que cimentarla en el uso ético de la razón.

Rousseau pensaba que la capacidad moral del humano enraizaba en una especie de sentimiento específico, en la compasión o piedad genuina que nos produce el sufrimiento ajeno, o sea, en una tipo de pasión natural y universal. Pero Kant le objeta que, en ese caso, no podríamos esperar que la moral fuese universal ni que todos los seres humanos se comportaran moralmente.

"No podríamos esperar", pero..., ¿no es la esperanza también una pasión y puede que la más fuerte, "la última que se pierde"? Si fundamos la moral en el corazón de los humanos -piensa Kant-, ¿qué pasa con los que no tienen corazón, con los que muestran “mala entraña”? Estarían condenados a la amoralidad o a la inmoralidad.

De ahí su propuesta: fundar la moral en el uso apriorístico de la razón. La razón me permite, ella sola, aplicar el imperativo categórico: “Obra de tal manera que la máxima de tu acción pueda ser elevada a ley universal". Alguien me ha dañado y yo ansío vengarme. Aplicando el imperativo categórico, me percato enseguida de que es imposible convertir la máxima de la venganza en ley moral universal. Si todo el mundo se vengara cuando le apetece, la vida en sociedad sería imposible. Todos los hombres pueden estar de acuerdo en esto, ¡incluso los que no tienen buenos sentimientos! Por tanto, es suficiente ser racional para ser moral.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Eugenio d'Ors y la fenomenología

Retrato de Eugenio d'Ors, por Ramón Casas

En El secreto de la Filosofía (1947) su obra de pensamiento más ambiciosa y una de las más importantes de la filosofía española del siglo XX, Eugenio d'Ors dedica el IV capítulo de su lección XII, dedicada a la "Teoría del saber", a la Fenomenología. Para su crítica empieza dilucidando el significado que el término "fenómeno" tuvo en los idealismos kantiano y hegeliano: Kant entendió por "fenomenología" el capítulo de la metafísica de la naturaleza que concibe el movimiento y el reposo sólo en relación con el mundo de la representación; o sea "a la modalidad" y, por consiguiente, como fenómeno de los sentidos externos. Por su parte, Hegel llama "fenomenología" a la evolución del espíritu (nosotros diríamos más bien a su manifestación histórica o panlogista), desde la sensación a la conquista del Absoluto. Sin embargo, Husserl -"insuficientemente irónico", le describe d'Ors-, da un nuevo sentido al término, como objeto de una intuición pura, trascendental y esencialista.

Cuando d'Ors publica su libro -tal y como él mismo atestigua-, la fenomenología ha conocido ya su auge y boga, y padece ya cierto descrédito favorecido incluso por quienes se forjaron como filósofos en su tradición (Heidegger). D'Ors la emprende a un tiempo contra la Logística y contra la Fenomenología. El saber que sólo pretende componerse de abstracciones es la Logística; el que sólo quiere atenerse a intuiciones, la Fenomenología. Ni la una ni la otra son válidas, pero ni siquiera posibles, porque ningún saber auténtico puede reducirse ni a pura abstracción ni a pura intuición.

sábado, 17 de abril de 2010

BIEN Y JUSTICIA

TELEOLOGISMO VS. DEONTOLOGÍA


La ética clásica griega era eudemonista, teleológica. El criterio para decidir qué debemos hacer estaba determinado por el fin natural (telos) que todos perseguimos: la felicidad (eudemonía).

Sin embargo, en la modernidad las normas empiezan a cobrar autonomía y a ocupar un lugar central en la ética, lo bueno (gut, good) se distingue de lo justo (richtig, right). Desde Kant, la ética tiende, más que a ser teleológica, a ser una deontología (del vocablo griego "deon", que significa deber): lo que importa éticamente no es qué nos hace felices, sino qué nos hace dignos de la felicidad, o sea, si cumplimos o no con nuestras obligaciones. 

(Parece claro que la "Internacional Publicitaria" aplica en sus mensajes una moral muy diferente de ésta, o es premoderna o es postmoderna, no busca hacernos merecedores de la felicidad, sino vendérnosla...).

La diferencia entre el eudemonismo y la deontología es importante: las éticas teleológicas toman como prioridad y fin el Bien (ontológico, psicológico, social, real o ideal) para construir lo correcto o lo justo (lo moralmente obligatorio), mientras que las deontológicas parten de lo correcto y lo justo, como un marco dentro del cual cada persona o grupo de personas puede buscar lo que considere bueno, siempre que no transgreda el marco de lo justo, que es prioritario.

viernes, 16 de abril de 2010

EL IMPERATIVO KANTIANO COMO DISIDENCIA

Mayorías y minorías

En su obra El Contrato Social, Rousseau había dejado claro que nadie está obligado a obedecer ninguna ley en cuya constitución no haya participado. Rousseau confiaba a la Asamblea de ciudadanos la decisión política colectiva y la formación de la voluntad general. ¿Pero qué pasa si los ciudadanos no se ponen de acuerdo? Cuando no se da una decisión democrática unánime, hay que recurrir a las urnas: manda el voto mayoritario.

Si no median manipulaciones o coacciones, los contractualistas sostienen, con diferentes matices, que la voluntad general no puede equivocarse, es siempre recta. Rousseau llegó a afirmar: Vox populi, vox Dei: la voz del pueblo es la voz de Dios. Pero ¿qué pasa con la minoría? ¿No puede estar la mayoría equivocada o convertirse el gobierno de la mayoría en una tiranía para la minoría? Para Rousseau, el voto de la mayoría no sólo sería la expresión de la voluntad general, sino también el encargado de sacar a la minoría de su “error” y hacerle comprender que no había sabido expresar “rectamente” la voluntad general.