IMPOSIBILIDAD DE UNA PSICOLOGÍA RACIONAL
Kant piensa que no existe ni es posible una psicología racional que amplíe por puros conceptos, en cuanto doctrina, el conocimiento de nosotros mismos. Eso sí, existe la crítica de la psicología trascendental como disciplina que fija a la razón especulativa unos límites infranqueables, con el fin de evitar, por una parte, que nos entreguemos a un materialismo sin alma y, por otra, que nos perdamos en las fantasías de un espiritualismo sin fundamento. Hemos de dejar la estéril y exaltada especulación en torno a nosotros mismos para apliarnos al fecundo uso práctico. Es decir, la idea de alma cuenta en la práctica, pero no teóricamente, ya que no es posible una ciencia del alma, pues no sabemos si nuestro destino rebasa infinitamente la experiencia y la vida presente (CRP, B421).
El caso es que, según Kant, la psicología racional debe su origen a un simple malentendido. Se toma la unidad de conciencia, que sirve de base a las categorías, por intuición del sujeto en cuanto objeto y se le aplica la categoría de sustancia, pero el sujeto en el que tiene su fundamento originario la representación del tiempo, no puede determinar su propia existencia continua en el tiempo como sujeto simple, idéntico y permanente, mediante esa representación (B422).
Lo único que sabemos es que el concepto del sujeto posee un sentido meramente lógico en la proposición "yo pienso". "Yo existo pensando" contiene la determinabilidad de mi existencia sólo en relación con mis representaciones en el tiempo, pero es imposible determinar cuál es el modo de mi existencia: si como sustancia o como accidente. Así, pues, si el materialismo no es idóneo para explicar mi existencia, el espiritualismo es también insuficiente. En conclusión, no hay modo alguno que nos permita conocer algo de la constitución del alma en lo que se refiere a la posibilidad de su existencia separada del cuerpo (B420).
PARALOGISMOS DE LA RAZÓN PURA
Por paralogismo lógico entiende Kant la incorrección del silogismo desde el punto de vista de su forma, sea cual sea su contenido. El paralogismo induce a inferencias formalmente incorrectas. Es una falacia que se basa en la naturaleza de la razón humana y conlleva una ilusión inevitable, aunque no insoluble (B399).
El "Yo pienso" tan sólo sirve para indicar que todo pensamiento pertenece a la conciencia, pero de esa proposición sólo podemos inferir falazmente la sustancialidad, simpleza, unidad y permanencia transmundana del alma, su inmaterialidad incorruptible o su personalidad espiritual. En relación a ello tenemos cuatro paralogismos de la psicología racional, que Kant critica como pseudociencia, pues nunca podemos tener un concepto objetivo del Yo como algo separado de sus pensamientos y, por eso -círculo vicioso- cuando lo enjuciamos ya nos servimos de su representación. La proposición "Yo pienso" es tomada por Kant como problemática y no como conteniendo la percepción de una existencia como en el cartesiano cogito ergo sum.
IDEALISMO TRASCENDENTAL Y REALISMO EMPÍRICO
En la primera edición de la Crítica de la razón pura (1781) y en su "Crítica del cuarto paralogismo de la psicología trascendental". Kant se embarca en una interesante digresión a propósito de las clases de idealismo. Distingue dos clases: el trascendental y el empírico...
"Entiendo por idealismo trascendental la doctrina según la cual todos los fenómenos son considerados como meras representaciones, y no como cosas en sí mismas [númenos]. De acuerdo con esta doctrina, espacio y tiempo son simples formas de nuestra intuición, no determinaciones dadas por sí mismas o condiciones de los objetos en cuanto cosas en sí misms. A este idealismo se opone un realismo trascendental que considera espacio y tiempo como algo dado en sí (independientemente de nuestra sensiblidad)" (369A)
Así pues, el "realista trascendental" se representa los fenómenos exteriores como cosas en sí mismas existentes con independencia de nosotros y de nuestra sensibilidad. Este realismo trascendental concuerda luego con un "idealismo empírico" (*), pues partiendo del supuesto erróneo de que los objetos son completamente exteriores y existen en sí mismos, al margen de nuestros sentidos, entonces todas nuestrs representaciones sensibles son incapaces de garantizar la realidad de esos mismos objetos.
DUALISMO KANTIANO
"El idealista trascendental [caso del propio Kant] puede, en cambio, ser un realista empírico y, consiguientemente, un dualista, como suele decirse. Es decir, puede admitir la existencia de la materia sin salir de la mera autoconciencia y asumir algo más que la certeza de sus representaciones, esto es, el cogito, ergo sum. En efecto, al no admitir esta materia, e incluso su posibilidad interna, sino en cuanto fenómeno que nada significa separado de nuestros sentidos, tal materia no es para él más que una clase de representaciones (intuición) que se llaman externas, no como si se refirieran objetos exteriores en sí mismos, sino porque relacionan percepciones con un espacio en el que todas las cosas se hallan unas fuera de otras, mientras que él mismo está en nosotros" (370A).
Kant admite que, desde el comienzo de su tratado, se ha pronunciado a favor de este idealismo trascendental que correlaciona con un realismo empírico...
"Con nuestra doctrina queda, pues, eliminada toda reserva relativa a aceptar, por el testimonio de nuestra autoconciencia, la existencia de la materia y a proclamarla así demostrada, de la misma manera que la existencia de mí mismo como ser pensante. Soy, en efecto, consciente de mis representaciones. Por lo tanto, existen éstas y yo que las poseo. Ahora bien, los objetos exteriores (los cuerpos) son simples fenómenos, no siendo, consiguientemente, más que una clase de mis representaciones, cuyos objetos sólo son algo a través de estas, pero no son nada separados de ellas" (370A).
Existen las cosas exteriores y yo mismo, pero la representación de mí mismo en cuanto sujeto pensante es únicamente referida a mi sentido interno, mientras las representaciones que designan seres exteriores son referidas también al sentido externo...
"El idealista trascendental es, pues, un realista empírico. Concede a la materia, en cuanto fenómeno, una realidad que no hay que deducir, sino que es inmediatamentet percibida" (371A)
Mas la materia, en todas sus formas y modificaciones, no es más que fenómeno, es decir, representación nuestra de cuya realidad poseemos conciencia inmediata.
Nota
(*) Sospecho que con su rechazo del "idealismo empírico" Kant está pensando en la metafísica de George Berkeley (1685-1753).
No hay comentarios:
Publicar un comentario