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lunes, 20 de mayo de 2013

Ortega versus Unamuno. Vida y razón




Si Unamuno opone básicamente la razón a la vida; Ortega busca su armónica integración. Para Unamuno, el hombre de carne y hueso que filosofa lo hace con la voluntad y el sentimiento. La filosofía es para el españolísimo vasco ciencia de la tragedia de la vida, reflexión de su sentimiento trágico. Este sentido dista mucho del sentido jovial que propone Ortega para el pensar racional: del patetismo agonístico (Unamuno) al deportivismo heroico (Ortega).

Ortega reprochó siempre al existencialismo (corriente en la que muchos incluyen a Unamuno) su complacencia con las formas melodramáticas y equívocas de filosofar, así como su reducción de la filosofía a mero compromiso o testimonio de creencias (engagement). Para Ortega importa más la verdad que el compromiso, si bien las verdades valen, sobre todo, para autentificar la vida. Por eso, la filosofía es un ejercicio de contemplación no exento del tono vital propio de Jove,  o sea de Júpiter: la jovialidad, el aire de fiesta fundado en el impulso erótico hacia lo perfecto.

Como Unamuno, Ortega parte también del hombre de carne y hueso, pero para el madrileño el carácter problemático de la existencia inmediata exige de la filosofía una práctica salvadora, la búsqueda de la seguridad que procede de la claridad del concepto, es decir, el régimen de la libertad, pues la autosuficiencia, autarquía y autonomía, no es posible sino mediante la posesión de la circunstancia que procura el descubrimiento de un sentido por parte de la conciencia. La filosofía realiza así el apetito de libertad que germina ya, como un obscuro deseo, en el germen mismo de la vida. La filosofía es el método de la libertad. Por eso, como decía Platón, “sólo filosofan los hombres libres”. La filosofía eleva a conciencia el contenido sustancial de la vida.

viernes, 19 de marzo de 2010

CONCEPTOS DE LA FILOSOFÍA MORAL KANTIANA

Hay quiene mantiene que la Filosofía de Kant puede ser definida como una "Epistemología de Límites". ¿Qué quiere decir esto?. Parece claro, y así lo hemos visto en clase, la preocupación de Kant por el tema de qué y cómo podemos conocer. Parece ser, entonces, que la preocupación ontológica (que es la raíz de la filosofía) pasa a un segundo plano y es la preocupación epistemológica la que empieza a situarse en un primer plano. Establecer los límites del conocimiento humano es la gran tarea desempeñada en la C.R.V. (iniciales de la Crítica de la Razón Pura en alemán).

Su investigación declara válido el conocimiento que adquirimos en Física o en Matemáticas, pero su investigación se detiene cuando se trata de encontrar los objetos del conocimiento metafísico, no los encuentra en aquel ámbito que permite un tratamiento objetivo-científico del conocimiento: la experiencia o naturaleza. Desgraciadamente -concluye- no es posible el conocimiento metafísico. Kant marca un límite negativo (imposible ir más allá si queremos conocer) para la Razón Humana en su uso científico, teórico.