El nacimiento a los seres existentes les viene de aquello en lo que se convierten al perecer, ‘segùn la necesidad, pues se pagan mutua pena y retribución por su injusticia según la disposición del tiempo’.
Anaximandro de Mileto (siglo VI a. C.).
El texto que comentamos pasa por ser uno de los más antiguos
de la historia de la filosofía (y de la ciencia) que se nos han conservado. La
cita procede de la Física de
Simplicio, un neoplatónico bizantino (490-560) que debió emigrar a la Persia de
los sasánidas cuando Justiniano I cerró la Academia con sus Edictos contra el paganismo en 529.
Seguramente, Simplicio toma su cita (las palabras entre comas simples) de una
versión de la historia de la filosofía procedente de Teofrasto (371-287), en el
contexto de un análisis peripatético del principio material (perì arjês). Sin duda, los presocráticos no hacían
distinciones entre material y formal. Y esa consideración de su física como
materialista es una interpretación peripatética sesgada. No creo que
Anaximandro pensase su famoso to apeiron
(lo indefinido o ilimitado) como un principio exclusivamente “material”.