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sábado, 6 de octubre de 2012

El fragmento de Anaximandro


El nacimiento a los seres existentes les viene de aquello en lo que se convierten al perecer, ‘segùn la necesidad, pues se pagan mutua pena y retribución por su injusticia según la disposición del tiempo’.
Anaximandro de Mileto (siglo VI a. C.).

 Si Tales ha merecido el título de primer filósofo por su abandono de las fórmulas míticas, Anaximandro fue el primero del que tenemos testimonios concretos de que hizo un intento comprensivo y detallado por explicar todos los aspectos del mundo de la experiencia humana (Kirk y Raven).Teofrasto –discìpulo de Aristòteles y continuador suyo en la dirección del Liceo- llamó a Anaximandro “sucesor y discípulo” de Tales, y la tradición doxogràfica[1] posterior lo hizo también su pariente, compañero, amigo o conciudadano.

El texto que comentamos pasa por ser uno de los más antiguos de la historia de la filosofía (y de la ciencia) que se nos han conservado. La cita procede de la Física de Simplicio, un neoplatónico bizantino (490-560) que debió emigrar a la Persia de los sasánidas cuando Justiniano I cerró la Academia con sus Edictos contra el paganismo en 529. Seguramente, Simplicio toma su cita (las palabras entre comas simples) de una versión de la historia de la filosofía procedente de Teofrasto (371-287), en el contexto de un análisis peripatético del principio material (perì  arjês). Sin duda, los presocráticos no hacían distinciones entre material y formal. Y esa consideración de su física como materialista es una interpretación peripatética sesgada. No creo que Anaximandro pensase su famoso to apeiron (lo indefinido o ilimitado) como un principio exclusivamente “material”.