LA VISIÓN DE LA HISTORIA DE SAN AGUSTÍN
El imperio romano del siglo V ya no parecía tan malvado ni avocado al vicio como
antaño, antes de Constantino, pero la Iglesia ya no parecía tan santa después
de Constantino, el emperador que en 313 había decidido convertir el cristianismo en la fe del
Estado (In hoc signo vinces). Hay que recordar el contexto. Cuando san Agustín (354-430) comenzó a escribir
hacia el 413 su Ciudad de Dios, los
bárbaros comenzaban a invadir y a destruir el imperio romano. San Agustín
escribe la De Civitate Dei para
responder a las acusaciones dirigidas contra los cristianos (pacifismo,
incivismo) y para consolarlos por la derrota, pues en 410 el bárbaro Alarico
conquistó Roma, capital de un imperio cristiano.