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jueves, 3 de noviembre de 2022

AMOR PLATÓNICO

 

Iphiclides feisthamelii, chupaleches, Agosto 2022 foto JBL

Pregunta Arturo Santos: ¿Por qué el término o la expresión "amor platónico" está mal utilizada?


 Respondo:

No necesariamente mal usada, si acaso podríamos decir que usada superficialmente para referir a un amor que no se reduce al "comercio carnal": un amor espiritual, una delectación puramente psíquica entre amantes y productiva de razones y buenas obras.


La teoría platónica del Eros, la "Erótica" del ateniense, es muy compleja. En el Banquete (Symposium, Convivium) se plantea el problema del Eros refiriendo ante todo a una divinidad, que también representa una fuerza cósmica o una potencia anímica universal, del "todo con alma" (pan ensychon), del animal cósmico que es el universo para el Platón del Timeo.

domingo, 14 de junio de 2015

MEDITACIONES DEL QUIJOTE

Sancho contempla las piruetas penitenciales de Don Quijote
Ilustración de Gustave Doré

Sorprende el fuerte nervio poético de esta obra de Ortega de 1914, famosa sobre todo porque en ella aparece por primera vez la fórmula: "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". La sentencia continúa así:

"Benefac loco illi quo natus est, leemos en la Biblia. Y en la escuela platónica se nos da como empresa de toda cultura, ésta: 'salvar las apariencias', los fenómenos. Es decir, buscar el sentido de lo que nos rodea"

Su discípula, María Zambrano, ratificaría esta misión platónica de "salvar las apariencias", como propia de la razón poética y de su filosofía.

domingo, 1 de marzo de 2015

ERÓTICA MATRIMONIAL (Plutarco)

Mestrio Plutarco (Πλούταρχος) de Queronea (Beocia)

Puede que Plutarco de Queronea (h. 46-120) fuese amigo del emperador Trajano, o tal vez su consejero. En la Academia de Atenas recibió clases de Amonio, un peripatético egipcio que lo inicia en todas las grandes escuelas filosóficas. 

Plutarco no es un filósofo original ni crea un nuevo sistema. Con una orientación principalmente platónica, un tanto ecléctica, polemiza con estoicos y epicúreos. Sin embargo, su obra, clásica y admirable por su elegante estilo, es considerada una maravillosa síntesis de los mejores saberes de su época.

Sus textos más leídos son las biografías contenidas en Vidas paralelas, donde pone frente a frente la biografía de un personaje ilustre griego con la de otro romano; y sus Obras morales (Moralia), que contienen tratados, diálogos y recomendaciones sobre diversos asuntos prácticos. Plutarco fue un gran teórico de la educación (paideía) y un sensato pedagogo que señala la moderación como fin primordial de toda enseñanza (paídeusis).

lunes, 29 de septiembre de 2014

LAS FILOSOFÍAS POLÍTICAS DE PLATÓN Y HUME



Dos pesimistas

En su admirable trabajo “Platón y Hume, cercanos en lo importante”, J. M. Bermudo, profesor de la universidad de Barcelona, hace una original lectura de la filosofía política del ateniense y del escocés, subrayando sus analogías. Para ello hay que superar los prejuicios de una historiografía tradicional que suele contemplarlos como pertenecientes a mundos intelectuales distintos y hasta enfrentados: Platón utopista e idealista, preocupado por el orden más que celestial de las formas eternas; Hume naturalista y escéptico, para el cual no hay más cera que la que arde. El griego, racionalista a machamartillo, despreciaría las potencias concupiscibles del alma; el edimburgués, emotivista, sostiene que la razón no puede ser más que un instrumento de las pasiones.

Y sin embargo, para ambos, la cuestión política fundamental es la misma: la fundamentación o legitimación de la obediencia a las leyes y de sus límites. Por supuesto, ambos parten de metafísicas y antropologías diferentes, pero los dos son pesimistas y fundan su filosofía política en una teoría realista de la naturaleza humana, además presentan otras semejanzas relevantes a la hora de analizar las condiciones de posibilidad de un gobierno justo.

“Platón es un optimista fracasado que ha puesto el deber tan alto que se ve forzado a aceptar su imposibilidad, siendo su filosofía un apasionado esfuerzo por evitar el desastre; Hume es un escéptico consolado que ha puesto el deber tan asequible que cualquier gesto permite la esperanza”[1].

domingo, 20 de enero de 2013

Ilusión y desilusión del amor

Eros. Carrete ático c. 470-450 a. C.

“Platón, como si habitara fuera del tiempo, nos invita a crear mundos desconocidos capaces de convertir en habitables las cavernas en que vivimos”
Nieves Muñoz Muñoz. Los ecos del Banquete no escrito, Universidad Jaime I, 2010.

El famoso Symposion, Convivium o Banquete, narrado por Platón poco después de la fundación de su Academia en Atenas, hacia el 385 a. C., debió de ocurrir hacia el 416 antes de Cristo. Cuenta una comida entre amigos. Los comensales se reúnen para celebrar el premio conseguido por el anfitrión, Agatón, en un concurso de tragedias.

Escogen el más bello de todos los temas de conversación, deciden hablar del amor (Eros). O, como precisa Comte-Sponville[1] más bien “sobre el amor”, porque es una cena de hombres y las confidencias no son su fuerte. Hablarán, pues, sobre el amor en general, y no sobre sus amores reales y particulares.

Durante el banquete, en el que se beberá con moderación, se escucharán siete discursos sucesivos, cada uno de ellos más interesante o pintoresco que el anterior. Aunque le llamemos “diálogo”, en realidad El Banquete presenta una forma peculiar dentro de la obra de Platón, sólo por inercia puede ser considerado un “diálogo”, ya que contiene una serie de siete monólogos bien enlazados: el de Fedro, el de Pausanias, el de Erixímaco, el de Aristófanes, el de Agatón y, por último, el de Sócrates, al que seguirá, como una especie de coda en un registro totalmente diferente, el discurso de Alcibíades, que llega tarde y completamente borracho.