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sábado, 20 de abril de 2024

HEINRICH HEINE EN MARX Y NIETZSCHE

 

Heinrich Heine, tomada de la Wikipedia

Poeta y periodista comprometido

Heinrich Heine (1797-1856) se autodenominaba a sí mismo "enfant perdu" y "último rey de la fábula abdicado". Tuvo mucho de niño terrible, listo, rebelde y soñador. Estudió Derecho en Bönn, Gotinga y Berlín. Fracasó en los negocios. Procedente de una acomodada familia judía, se convirtió al luteranismo "como billete de entrada en la cultura europea". En su juventud conectó con Byron (+1824), que encarnaba el espíritu romántico de los años veinte, el "dolor universal" sufrido por una subjetividad radical y por una conciencia reflexiva y sentimental abatida, el desgarramiento de un alma problemática y díscola como la del Hamlet shakesperiano. La protesta ante la realidad provocaba una necesidad de evasión. Heine llama "primo" a Byron y afirma que le ha descubierto el dolor de mundos nuevos.

lunes, 14 de diciembre de 2020

SOSPECHA DE LA "FILOSOFÍA DE LA SOSPECHA"

 



1

 

“¡Oh hermanos míos, hay mucha sabiduría en el hecho de que exista mucha mierda en el mundo!” Así habló Zaratustra en “De las tablas viejas y nuevas”, 14.

 

En su ensayo sobre Freud[1], Paul Ricoeur acuñó el nombre Escuela de la Sospecha para referirse a la tríada Marx-Nietzsche-Freud. Los tres pensadores estarían unidos por algo más que su cultura alemana y su proximidad temporal, se entregaron a parecida labor de “desenmascaramiento” filosófico: deseaban poner al descubierto las mistificaciones y oscuras motivaciones del idealismo, del moralismo, de la falsa consciencia burguesa.

          La expresión de Paul Ricoeur tuvo éxito porque Marx, Nietzsche y Freud dieron el golpe de gracia a la filosofía clásica, firmaron su partida de defunción, desataron definitivamente el nudo que vinculó con la metafísica a cien generaciones de filósofos.

viernes, 3 de mayo de 2013

Hegel: reflexión crítica y transformación de la historia



Un análisis de Hegel


Para el profesor Pedro Cerezo[1] es injusto interpretar el modelo especulativo de la filosofía hegeliana como un idealismo contemplativo y reaccionario. La descalificación del idealismo de Hegel se ha centrado en su consideración como:

1. Visión: La especulación hegeliana se ha descalificado como un mero reflejo, a modo de espejo (speculum), la contemplación pasiva de un orden racional o presuntamente racional ya dado en lo acaecido en la historia, un simple re-conocer (y de paso justificar) lo ya acontecido (“todo lo real es racional”).

2. Construcción: Se ha descrito negativamente la filosofía de Hegel como un pensamiento en el vacío, fantasmagórico, una especie de construcción subjetivo-ideal del mundo.

3. Manipulación: Y partiendo del significado mercantil del término “especulación”, como acción que altera el sentido de lo real, se ha visto en su dialéctica del espíritu una modificación ideal, una mistificación, que asigna un nuevo valor, irreal e imaginario, a las cosas.
O sea, el idealismo absoluto quiere hacer pasar sus visiones por realidades (1.), confunde la lógica de su pensamiento con la génesis de lo real (2.) y sublima lo real para hacerlo compatible con la dinámica de la idea, para asignarle un plus de sentido y valor que fuerce a reconocer que las cosas sean tal y como aparecen en el cielo de la visión reconciliada del espíritu (3.).

jueves, 25 de abril de 2013

Comentario de Marx


He aquí un excelente comentario de un texto de Marx, escrito por un antiguo alumno del IES Francisco de los Cobos, Francisco Javier Villalba Alameda, licenciado en Geografía e Historia y a la sazón estudiante avanzado del grado de Filosofía, al que agradecemos que nos haya permitido publicarlo. 

Puede servir de modelo para estudiantes de bachillerato... Aunque el texto se propone para el comentario sobre la obra de Marx y el marxismo, lo firmó también Federico Engels, quien formó tándem con el primero, como autor de esta y otras obras y en la acción revolucionaria.

MARX

“En contraste directo con la filosofía alemana, que desciende del cielo a la tierra, ascendemos aquí de la tierra al cielo. Dicho de otro modo, no partimos de lo que los hombres dicen, se imaginan y representan, ni de aquello que son según las palabras, el pensamiento, la imaginación y la representación de los otros, para llegar a los hombres de carne y hueso; no es así; partimos de los hombres en la actividad real, a partir de su proceso de vida real, mostramos los desarrollos, reflejos y repercusiones ideológicas de este proceso vital. Los fantasmas del cerebro humano son sublimaciones necesarias del proceso material de la vida de los hombres, el cual puede ser empíricamente constatado y reposa sobre bases materiales. La moral, la religión, la metafísica y toda otra ideología, juntamente con las formas de conciencia correspondientes, pierden con este hecho cualquier apariencia de existencia autónoma. No tienen historia, no tienen desarrollo; son los hombres los que, desarrollando su producción material y sus relaciones materiales, modifican justamente con su existencia real el propio pensamiento y los productos del propio pensamiento. No es nunca la conciencia la que determina la vida real, sino que es la vida real aquello que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia como si fuese el individuo viviente; desde el segundo, correspondiente a la vida real, se parte de los individuos vivos, reales y concretos y la conciencia es considerada únicamente como su conciencia”.

(La ideología alemana, Barcelona, Grijalbo, 1976, p.60).

lunes, 1 de abril de 2013

Tercer Manuscrito Marxiano


Karl MARX (1818). Manuscritos de Economía y Filosofía, 1844.


Marx nunca tuvo la intención de publicar estos manuscritos: apuntes incompletos e intuiciones sin desarrollar. Cuando se descubrieron fueron considerados “malditos” por muchos marxistas –sobre todo soviéticos- que los consideraron precientíficos e “idealistas”. Tratan del hombre más que de economía.

Íntegramente se publicaron por primera vez después de la muerte de Stalin, en Moscú, en 1956, con el título de Manuscritos de 1844; con dificultades, pues los folios de Marx estaban divididos en columnas, en cada una de las cuales se trataba un tema distinto; también surgió la polémica sobre la traducción de ciertas palabras, como las que corresponden a “extrañamiento” y “enajenación”.

El primer Manuscrito muestra las condiciones enajenantes del trabajo y el problema humano del obrero, sometido a la explotación del capitalista o del terrateniente. Trata del salario, de la progresiva miseria obrera, de las ganancias acumulativas del latifundista y el capitalista. Cita extensos textos de otros autores de la época.

El segundo Manuscrito, muy breve, trata de la propiedad privada.

El tercer Manuscrito, al que pertenece el texto propuesto para el examen de Selectividad (2015), es el más importante por el vigor de su exposición y su carácter idealista y humanista.

A partir del concepto hegeliano de “naturaleza objetiva”, Marx critica la enajenación del hombre. Sólo una revolución total, el comunismo, puede solucionar la alienación e insatisfacción humana, al hacer coincidir al humano existente con su ser social, que es su verdadera naturaleza.

Marx critica también el “fetichismo del dinero” que separa al hombre de la naturaleza. El dinero sustituye a la felicidad como fin ultimo en la sociedad capitalista. Critica a los economistas ingleses (J. S. Mill, A. Smith) por su individualismo y defensa a ultranza de la propiedad privada.

Finalmente, hace un estudio crítico del idealismo hegeliano, sobre todo basado en La fenomenología del espíritu, de la que valora la tesis del devenir dialéctico y los conceptos de enajenación y de realidad objetiva, pero critica su abstracción, su valoración del Todo por encima de las partes y la supremacía del Yo sobre la naturaleza.

Se trata de una obra juvenil. La ironía, el apasionamiento y la humanidad de los Manuscritos nos muestran el potencial positivo y creativo del autor. A pesar de sus pretensiones cientifistas, Marx influye primero por el corazón y sólo después por las ideas.

sábado, 9 de octubre de 2010

CRITIAS, MARX Y LA RELIGIÓN

“El hombre no es natural por naturaleza”
Antonio Jiménez Lamarca, estudiante de Cou

Hago caso ahora de la orden que me di en una anotación de 1993: “compara la posición del sofista Critias con la de Carlos Marx a propósito de la función social de la religión”. Hoy hablaría más bien de la “función política” de la religión.

El texto de Critias, uno de los escasos fragmentos que han conservado los doxógrafos de su desaparecida obra Sísifo, me sigue pareciendo extraordinariamente relevante:

«Hubo una época en que la vida de los hombres era desordenada, sometida a impulsos brutales; en ella no había recompensa para la virtud ni castigo para el malvado. Entonces los hombres inventaron las leyes para que prevaleciera la justicia. Pero con ello no se impedía que los crímenes se cometieran en secreto. Por ello alguien, muy sabio e inteligente, descubrió el temor a los dioses para contener la perversidad, amedrentando a los malvados».

Lo mismo podría haberse justificado la religión, o postularse la existencia de Dios, como garantía de una recompensa para el virtuoso, según el principio de esperanza, que como seguridad de un castigo para el malvado, según el principio del temor.

martes, 27 de abril de 2010

IDEOLOGÍA COMO CÁMARA OSCURA

Sarah Kofman nació en París en 1934, era hija de un rabino de origen polaco que fue asesinado en Auschwitz. La filósofa se suicidó en 1994. Su filosofía giró en torno a los llamados por Ricoeur pensadores “de la sospecha”: Marx, Nietzsche (a cuyas metáforas dedicó numerosos volúmenes) y Freud (cuya valoración de las mujeres estudió).

En una de sus primeras obras, Camera obscura. De l’idéologie (1973), Kofman estudia la metáfora de la cámara oscura en relación al concepto marxista de ideología como “mundo invertido”: “En toda ideología, los hombres y sus relaciones nos aparecen colocados boca abajo como en una cámara oscura” (Marx, La ideología alemana). Se trata de una analogía en el sentido definido por Kant : “una semejanza perfecta de dos relaciones entre cosas totalmente desemejantes” (Kant, Prolegómenos a toda metafísica futura), porque relaciona un proceso físico, la inversión de la imagen en la retina, con un fenómeno social como la ideología, mediante la relación de inversión.