El pasado 10 de septiembre murió el profesor de Filosofía del IES de Vilches, Eduardo Ruiz Jarén. Leyendo uno de sus artículos publicados en ALFA (Revista de la Asociación Andaluza de Filosofía, AAFi, nº21) he encontrado este interesante comentario sobre el alma en Platón, en contraste con el Dasein (ahí del ser de la existencia humana), que trascribo más abajo como recuerdo de mi compañero y amigo.
La foto que he escogido para ilustrar su comentario es de una Pyronia cecilia (lobito jaspeado), ya muy gastada por el vuelo, libando en una flor de Matavid o tomillo blanco (Staehelina dubia), una escena de biodiversidad que todavía es posible en nuestras tierras, en padrones e islas silvestres, tierras demasiado colonizadas por el olivar.
El comentario plantea secundariamente el tema de la inmortalidad del alma. El principal argumento platónico para apostar por la inmortalidad (una "dichosa esperanza" para el hombre justo) es la afinidad o connaturalidad del alma y las ideas (Fedón).
Es posible que la palabra del griego antiguo "Psyché", de donde el cultismo español "psique", alma o mente, significase precisamente eso: mariposa. Al menos, esa es la lección filológica de Giner de los Ríos.
"La independencia -la autarquía- venía al alma platónica de su patria en el mundo de las ideas, a las que se emparentaba; y en consecuencia, ella no podía reencontrar en ese mundo nada verdaderamente extraño, a ningún extranjero. La razón, el logos, la facultad de mantenerse idéntica por debajo de las variaciones del devenir, formaba el alma de ese alma. Heidegger impugna acertadamente esa posición, pero deja el Dasein en el Mismo, como mortal. La posibilidad de nihilizarse es precisamente constitutiva del Dasein y también su ipseidad. Esa nada es su muerte, es decir, mi muerte, mi posibilidad más cierta (la de la imposibilidad), mi auténtico poder. Nadie puede sustituirme a mí para morir. El instante supremo de la resolución es solitario y personal".
Eduardo Ruiz Jarén. "Heidegger y Lévinas: dos filosofías, un mismo talante filosófico", ALFA XXI, diciembre 2007, pg. 18.
Requiem in pacem.
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