Fredrich Nietzsche por Edvard Munch |
El Crepúsculo de los ídolos o como se filosofa con el martillo.
Traducción de A. Sánchez Pascual, edición de Alianza editorial, 1979. pgs. 45-50.
T. O.: Götzen-Dämmerung oder Wie man mit dem Hammer philosophirt, 1888.
1. [El objeto de la filosofía: las momias conceptuales]
Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos... Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo2. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno], cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos3 han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. “Tiene que haber una ilusión(i), un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? – “Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos4, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira, la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es “pueblo”. ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono teísmo con una mímica de sepulturero! ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe [idea fija] de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!...”
2. [Problema del Mundo Verdadero/Mundo Aparente]
Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito5. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eléatas ni del modo como creía él, no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia (ii), de la duración... La “razón” es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten6... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo “aparente” es el único: el “mundo verdadero” no es más que un añadido mentiroso...
3. [Distinción entre ciencia/ todavía no ciencia (debe cambiar)/ ciencia formal (no empírica)]
¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa nariz, por ejemplo de la que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final7. El resto es un aborto y todavía no ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento, ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es la lógica8.
4. [Problema de lo primero y lo último. Crítica a los conceptos metafísicos, a los valores absolutos y a Dios]
La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final ¡por desgracia!, ¡pues no debería siquiera venir! los “conceptos supremos”, es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui [causa de sí mismo]. El proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto(iii), ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto “Dios”... Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum [ente realísimo]... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! ¡Y lo ha pagado caro! ...
5. [La razón reducida a lenguaje]
Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros (digo nosotros por cortesía...) (iv) vemos el problema del error y de la apariencia. En otro tiempo se tomaba la modificación, el cambio, el devenir en general como prueba de apariencia, como signo de que ahí tiene que haber algo que nos induce a error. Hoy, a la inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la razón nos fuerza a asignar unidad, identidad, duración, sustancia, causa, coseidad, ser, nos vemos en cierto modo cogidos en el error, necesitados al error9; aun cuando, basándonos en una verificación rigurosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahí donde está el error. Ocurre con esto lo mismo que con los movimientos de una gran constelación: en éstos el error tiene como abogado permanente a nuestro ojo, allí a nuestro lenguaje. Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de la forma más rudimentaria de psicología: penetramos en un fetichismo grosero cuando adquirimos consciencia de los presupuestos básicos de la metafísica del lenguaje, dicho con claridad10: de la razón. Ese fetichismo ve en todas partes agentes y acciones: cree que la voluntad es la causa en general, cree en el “yo”, cree que el yo es un ser, que el yo es una sustancia, y proyecta (v) sobre todas las cosas la creencia en la sustancia yo así es como crea el concepto “cosa”... El ser es añadido con el pensamiento, es introducido subrepticiamente en todas partes como causa; del concepto “yo” es del que se sigue, como derivado, el concepto “ser”... Al comienzo está ese grande y funesto error de que la voluntad es algo que produce efectos, de que la voluntad es una facultad... Hoy sabemos que no es más que una palabra11... Mucho más tarde, en un mundo mil veces más ilustrado, llegó a la consciencia de los filósofos, para su sorpresa, la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón: ellos sacaron la conclusión de que esas categorías no podían proceder de la empiria12, la empiria entera, decían, está, en efecto, en contradicción con ellas. ¿De dónde proceden, pues? Y tanto en India como en Grecia se cometió el mismo error: “nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto ( en lugar de en un mundo mucho más bajo: ¡lo cual habría sido la verdad!), nosotros tenemos que haber sido divinos, ¡pues poseemos la razón!”... De hecho, hasta ahora nada ha tenido una fuerza persuasiva más ingenua que el error acerca del ser, tal como fue formulado, por ejemplo, por los eléatas13: ¡ese error tiene en favor suyo, en efecto, cada palabra, cada frase que nosotros pronunciamos! También los adversarios de los eléatas sucumbieron a la seducción de su concepto de ser: entre otros Demócrito, cuando inventó su átomo... La “razón” en el lenguaje: ¡Oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática14...
6. Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción.
[Mundo Aparente-Mundo Real]
Primera tesis. Las razones por las que “este” mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad, otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable.
[Ser Aparente-Ser Verdadero]
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al “ser verdadero” de las cosas son los signos distintivos del no ser, de la nada, a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el “mundo verdadero”: un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico moral.
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de “otro” mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de "otra" vida distinta de ésta, “mejor” que ésta.
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo “verdadero” y en un mundo “aparente”, ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso15), es únicamente una sugestión de la décadence, un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues “la apariencia” significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco...
Lou Andreas Salomé
Lou Andreas Salomé definió a FN como “una personalidad religiosa”: “Anunció con terror la muerte de Dios, y pretendió descubrir un sustituto al dios muerto”. Nietzsche convivió con ella de marzo a octubre de 1883. A los pocos días le pedía el matrimonio. Eso y la mala relación con su hermana Elisabeth (responsable de la deformación de los textos de FN a su muerte), estropearon la relación. Lou vivirá más tarde con el poeta Rilke y se carteará con Freud que la consideró “musa del psicoanálisis”.
“Cherchez la femme”. La separación de Lou fue muy dolorosa para Nietzsche. También de ese dolor nació el Zaratustra.
Notas
1 Prólogo que redacta FN cuando concluye El Anticristo. Primer apartado con 44 aforismos (“sentencias y flechas”); el segundo apartado es una monografía sobre Sócrates, muy “jovial”: Sócrates “se suicidó”. En este tercer apartado FN describe la idiosincrasia del filósofo (excepto Heráclito) como odio al devenir y a la vida. Las cuatro tesis resumen su metafísica.
2 “Egipticismo”, o sea, tendencia a la permanencia estática, la intemporalidad, la petrificación.
3 Generalización arbitraria, FN olvida deliberadamente la tradición heracliteana y dinámica en la que se inscribe el modo hegeliano y marxista, y su propio modo de pensar.
4 Los sentidos aparecen aquí como desecho de la filosofía (AFG).
5 FN rinde pleitesía a Heráclito en El nacimiento de la tragedia…, Más allá del bien y del mal y Ecce homo. Sin embargo, la posición irracionalista de Nietzsche contrasta con la de Heráclito, pues éste afirmaba por debajo de la pelea de contrarios una razón común, principio de armonía (Lógos).
6 Las categorías racionalistas, filosóficas, aparecen aquí como ficciones y mentiras. FN apuesta por un esteticismo irracionalista y amoral.
7 FN acepta la ciencia positiva que piensa y amplía los sentidos.
8 FN asume un punto de vista formalista respecto de la lógica; y logicista (kantiano) respecto de las matemáticas. Sin embargo, después de Gödel, sabemos que las matemáticas no pueden reducirse a lógica.
9 Reconoce la utilidad vital de las categorías filosóficas, ¿empezando por el yo?
10 Auf deutsch, en alemán.
11 FN está ya lejos de su maestro Schopenhauer que había hecho de la Voluntad (der Wille) el principio metafísico de la realidad natural. De todos modos, es extraño que Nietzsche niegue la voluntad diciendo que no es más que una palabra, incluso como mera facultad personal, pues en otros sitios la considera una de las Madres del Ser, y el concepto final que hallará para referir al fondo irracional de la vida, a esa pluralidad de instintos y pasiones que pugnan por mandar, será, precisamente, der Wille zur Macht, Voluntad de poderío, título ese que pretendía para su obra definitiva.
12 Si no proceden de la empiria (experiencia sensible), son innatas (Descartes) y la ordenan (Kant).
13 Pertenecientes a la escuela de Parménides de Elea (acmé hacia 500 a. C.).
14 Sobre esta profunda relación entre nuestro ser simbólico, el ser de la gramática y los objetos metafísicos y teológicos cfr. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, 1873; La gaya ciencia ∫354; Más allá del bien y del mal, pgs. 18, 38, 41s, 61y 80.
15 La alevosía es la cautela que pone el delincuente para cometer sus fechorías sin riesgo. Agrava la culpa y por tanto la pena legal que corresponde en el derecho positivo a cada delito.
Más notas y comentarios
(i) La noción de ilusión, como muchas otras, ofrece en la poética de Nietzsche una gran ambigüedad. Por una parte los valores supremos de la metafísica tradicional (Dios, Bien, Verdad) son ilusiones, pero sin embargo, N. hace constar a Ilusión como una de las tres Madres del Ser real, del devenir de la vida, junto con la Voluntad y el Dolor (v. El nacimiento de la tragedia).
(ii) Sustancia, del latín 'sub-sta-ntia': sub, bajo; stare, estar de pie; -ntia, cualidad de un agente. El término latino traduce el griego ουσíα (ousía, lo realmente existente), considerada por Aristóteles como el soporte de los accidentes, en un primer sentido, la sustancia es un compuesto concreto de materia y forma, en un segundo sentido, la forma esencial o determinación inteligible de las cosas.
(iii) Muy "astutamente", Nietzsche omite significativamente aquí el concepto trascendental de su esteticismo metafísico: lo bello. El universo y la vida no se justifican por ser albo bueno o verdadero, pero sí como un espectáculo trágico.
(iv) Sarcasmo de una soberbia increíble, él es el único visionario, capaz de discernir "el problema del error y de la apariencia".
(v) Algo más tarde, Freud estudiará la proyección como un mecanismo de defensa de la personalidad: "cree el ladrón que todos son de su condición". Ya Kant había descubierto que no conocemos las cosas como son en sí, sino como somos, según la estructura de nuestro percibir y entender. La imaginación es por ello una facultad trascendental, que hace posible el conocimiento. En general, creemos que las cosas son como nos imaginamos que somos, igual que nuestra idea del hombre determina nuestras concepciones políticas y costumbres sociales. Este sería el principio psicológico de todo antropomorfismo, y la misma ciencia es un antropomorfismo para Nietzsche.
Cuestiones sobre el texto
T. O.: Götzen-Dämmerung oder Wie man mit dem Hammer philosophirt, 1888.
‘La “razón” en la filosofía’1
1. [El objeto de la filosofía: las momias conceptuales]
Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos... Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo2. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno], cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos3 han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. “Tiene que haber una ilusión(i), un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? – “Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos4, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira, la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es “pueblo”. ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono teísmo con una mímica de sepulturero! ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe [idea fija] de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!...”
2. [Problema del Mundo Verdadero/Mundo Aparente]
Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito5. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eléatas ni del modo como creía él, no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia (ii), de la duración... La “razón” es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten6... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo “aparente” es el único: el “mundo verdadero” no es más que un añadido mentiroso...
3. [Distinción entre ciencia/ todavía no ciencia (debe cambiar)/ ciencia formal (no empírica)]
¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa nariz, por ejemplo de la que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final7. El resto es un aborto y todavía no ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento, ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es la lógica8.
4. [Problema de lo primero y lo último. Crítica a los conceptos metafísicos, a los valores absolutos y a Dios]
La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final ¡por desgracia!, ¡pues no debería siquiera venir! los “conceptos supremos”, es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui [causa de sí mismo]. El proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto(iii), ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto “Dios”... Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum [ente realísimo]... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! ¡Y lo ha pagado caro! ...
5. [La razón reducida a lenguaje]
Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros (digo nosotros por cortesía...) (iv) vemos el problema del error y de la apariencia. En otro tiempo se tomaba la modificación, el cambio, el devenir en general como prueba de apariencia, como signo de que ahí tiene que haber algo que nos induce a error. Hoy, a la inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la razón nos fuerza a asignar unidad, identidad, duración, sustancia, causa, coseidad, ser, nos vemos en cierto modo cogidos en el error, necesitados al error9; aun cuando, basándonos en una verificación rigurosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahí donde está el error. Ocurre con esto lo mismo que con los movimientos de una gran constelación: en éstos el error tiene como abogado permanente a nuestro ojo, allí a nuestro lenguaje. Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de la forma más rudimentaria de psicología: penetramos en un fetichismo grosero cuando adquirimos consciencia de los presupuestos básicos de la metafísica del lenguaje, dicho con claridad10: de la razón. Ese fetichismo ve en todas partes agentes y acciones: cree que la voluntad es la causa en general, cree en el “yo”, cree que el yo es un ser, que el yo es una sustancia, y proyecta (v) sobre todas las cosas la creencia en la sustancia yo así es como crea el concepto “cosa”... El ser es añadido con el pensamiento, es introducido subrepticiamente en todas partes como causa; del concepto “yo” es del que se sigue, como derivado, el concepto “ser”... Al comienzo está ese grande y funesto error de que la voluntad es algo que produce efectos, de que la voluntad es una facultad... Hoy sabemos que no es más que una palabra11... Mucho más tarde, en un mundo mil veces más ilustrado, llegó a la consciencia de los filósofos, para su sorpresa, la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón: ellos sacaron la conclusión de que esas categorías no podían proceder de la empiria12, la empiria entera, decían, está, en efecto, en contradicción con ellas. ¿De dónde proceden, pues? Y tanto en India como en Grecia se cometió el mismo error: “nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto ( en lugar de en un mundo mucho más bajo: ¡lo cual habría sido la verdad!), nosotros tenemos que haber sido divinos, ¡pues poseemos la razón!”... De hecho, hasta ahora nada ha tenido una fuerza persuasiva más ingenua que el error acerca del ser, tal como fue formulado, por ejemplo, por los eléatas13: ¡ese error tiene en favor suyo, en efecto, cada palabra, cada frase que nosotros pronunciamos! También los adversarios de los eléatas sucumbieron a la seducción de su concepto de ser: entre otros Demócrito, cuando inventó su átomo... La “razón” en el lenguaje: ¡Oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática14...
6. Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción.
[Mundo Aparente-Mundo Real]
Primera tesis. Las razones por las que “este” mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad, otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable.
[Ser Aparente-Ser Verdadero]
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al “ser verdadero” de las cosas son los signos distintivos del no ser, de la nada, a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el “mundo verdadero”: un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico moral.
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de “otro” mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de "otra" vida distinta de ésta, “mejor” que ésta.
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo “verdadero” y en un mundo “aparente”, ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso15), es únicamente una sugestión de la décadence, un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues “la apariencia” significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco...
Lou Andreas Salomé
Lou Andreas Salomé definió a FN como “una personalidad religiosa”: “Anunció con terror la muerte de Dios, y pretendió descubrir un sustituto al dios muerto”. Nietzsche convivió con ella de marzo a octubre de 1883. A los pocos días le pedía el matrimonio. Eso y la mala relación con su hermana Elisabeth (responsable de la deformación de los textos de FN a su muerte), estropearon la relación. Lou vivirá más tarde con el poeta Rilke y se carteará con Freud que la consideró “musa del psicoanálisis”.
“Cherchez la femme”. La separación de Lou fue muy dolorosa para Nietzsche. También de ese dolor nació el Zaratustra.
Notas
1 Prólogo que redacta FN cuando concluye El Anticristo. Primer apartado con 44 aforismos (“sentencias y flechas”); el segundo apartado es una monografía sobre Sócrates, muy “jovial”: Sócrates “se suicidó”. En este tercer apartado FN describe la idiosincrasia del filósofo (excepto Heráclito) como odio al devenir y a la vida. Las cuatro tesis resumen su metafísica.
2 “Egipticismo”, o sea, tendencia a la permanencia estática, la intemporalidad, la petrificación.
3 Generalización arbitraria, FN olvida deliberadamente la tradición heracliteana y dinámica en la que se inscribe el modo hegeliano y marxista, y su propio modo de pensar.
4 Los sentidos aparecen aquí como desecho de la filosofía (AFG).
5 FN rinde pleitesía a Heráclito en El nacimiento de la tragedia…, Más allá del bien y del mal y Ecce homo. Sin embargo, la posición irracionalista de Nietzsche contrasta con la de Heráclito, pues éste afirmaba por debajo de la pelea de contrarios una razón común, principio de armonía (Lógos).
6 Las categorías racionalistas, filosóficas, aparecen aquí como ficciones y mentiras. FN apuesta por un esteticismo irracionalista y amoral.
7 FN acepta la ciencia positiva que piensa y amplía los sentidos.
8 FN asume un punto de vista formalista respecto de la lógica; y logicista (kantiano) respecto de las matemáticas. Sin embargo, después de Gödel, sabemos que las matemáticas no pueden reducirse a lógica.
9 Reconoce la utilidad vital de las categorías filosóficas, ¿empezando por el yo?
10 Auf deutsch, en alemán.
11 FN está ya lejos de su maestro Schopenhauer que había hecho de la Voluntad (der Wille) el principio metafísico de la realidad natural. De todos modos, es extraño que Nietzsche niegue la voluntad diciendo que no es más que una palabra, incluso como mera facultad personal, pues en otros sitios la considera una de las Madres del Ser, y el concepto final que hallará para referir al fondo irracional de la vida, a esa pluralidad de instintos y pasiones que pugnan por mandar, será, precisamente, der Wille zur Macht, Voluntad de poderío, título ese que pretendía para su obra definitiva.
12 Si no proceden de la empiria (experiencia sensible), son innatas (Descartes) y la ordenan (Kant).
13 Pertenecientes a la escuela de Parménides de Elea (acmé hacia 500 a. C.).
14 Sobre esta profunda relación entre nuestro ser simbólico, el ser de la gramática y los objetos metafísicos y teológicos cfr. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, 1873; La gaya ciencia ∫354; Más allá del bien y del mal, pgs. 18, 38, 41s, 61y 80.
15 La alevosía es la cautela que pone el delincuente para cometer sus fechorías sin riesgo. Agrava la culpa y por tanto la pena legal que corresponde en el derecho positivo a cada delito.
Más notas y comentarios
(i) La noción de ilusión, como muchas otras, ofrece en la poética de Nietzsche una gran ambigüedad. Por una parte los valores supremos de la metafísica tradicional (Dios, Bien, Verdad) son ilusiones, pero sin embargo, N. hace constar a Ilusión como una de las tres Madres del Ser real, del devenir de la vida, junto con la Voluntad y el Dolor (v. El nacimiento de la tragedia).
(ii) Sustancia, del latín 'sub-sta-ntia': sub, bajo; stare, estar de pie; -ntia, cualidad de un agente. El término latino traduce el griego ουσíα (ousía, lo realmente existente), considerada por Aristóteles como el soporte de los accidentes, en un primer sentido, la sustancia es un compuesto concreto de materia y forma, en un segundo sentido, la forma esencial o determinación inteligible de las cosas.
(iii) Muy "astutamente", Nietzsche omite significativamente aquí el concepto trascendental de su esteticismo metafísico: lo bello. El universo y la vida no se justifican por ser albo bueno o verdadero, pero sí como un espectáculo trágico.
(iv) Sarcasmo de una soberbia increíble, él es el único visionario, capaz de discernir "el problema del error y de la apariencia".
(v) Algo más tarde, Freud estudiará la proyección como un mecanismo de defensa de la personalidad: "cree el ladrón que todos son de su condición". Ya Kant había descubierto que no conocemos las cosas como son en sí, sino como somos, según la estructura de nuestro percibir y entender. La imaginación es por ello una facultad trascendental, que hace posible el conocimiento. En general, creemos que las cosas son como nos imaginamos que somos, igual que nuestra idea del hombre determina nuestras concepciones políticas y costumbres sociales. Este sería el principio psicológico de todo antropomorfismo, y la misma ciencia es un antropomorfismo para Nietzsche.
Cuestiones sobre el texto
1. La razón en la filosofía
1. ¿Cómo describe Federico Nietzsche (FN) la idiosincrasia del filósofo?
2. ¿Por qué afirma que convierten los filósofos el ente en una momia?
3. ¿Qué idolatran -según FN- los filósofos?
4. ¿Qué objeciones hallan los filósofos contra su "creencia" en el ser permanente?
5. ¿Por qué la filosofía dehistoriza la realidad?
6. ¿Por qué desprecian los filósofos la sensibilidad?
7. Aclare la expresión nietzscheana monotono-teísmo.
8. ¿Cree usted que es cierto que la tradición filosófica occidental -al menos hasta FN- ha despreciado el cuerpo?
2. Mundo verdadero / Mundo aparente
1. ¿A qué presocrático admira FN? ¿Por qué?
2. ¿Qué es para FN el ser?
3. ¿Por qué puede ser considerado FN irracionalista?
3. Ciencia
1. ¿Qué tipo de ciencia admira FN? ¿De dónde extrae su poder?
2. ¿Qué reprocha FN a las ciencias formales (lógica y matemática)?
4. Principio y fin
1. ¿Por qué confunden los filósofos lo último y lo primero?
2. ¿Qué opina FN de los universales y de las categorías filosóficas?
3. ¿Qué trascendental platónico omitte FN en su relación de los "conceptos supremos". Relaciónese esto con su esteticismo.
4. ¿Cuál es -según FN- la genealogía psicológica del concepto de Dios?
5. La metafísica del lenguaje como génesis de la razón
1. ¿Por qué erramos cuando detenemos el mundo o reducimos el devenir al "humo de los conceptos"?
2. Explique por qué la razón -según FN- proviene de la metafísica del lenguaje.
3. Defina fetichismo y explique la significación del término en el pasaje.
4. ¿Cuál es la genealogía del concepto ser?
5. Para FN, ¿es la voluntad una facultad personal?
6. Busque información sobre las teorías cartesiana y kantiana sobre el origen de las categorías racionales, que FN critica.
7. ¿Está FN de acuerdo con Parménides? ¿Y con Gorgias de Leontino?
8. Justifique la descripción de FN como un "sofista petulante y ateo".
9. ¿Está de acuerdo FN con la teoría atomística? ¿Es FN materialista? Justifique su respuesta.
6. Síntesis
1. Resuma las tesis nietzscheanas.
2. ¿Por qué los signos del "ser verdadero" son signos nihilistas? ¿En qué sentido es FN nihilista y en qué sentido pretende superar el nihilismo?
3. ¿Por qué el "ser verdadero" es para FN una ilusión óptimo-moral?
4. ¿Cuál es para FN la génesis psicológica del "otro mundo"?
5. ¿Cómo define FN al artista trágico?
6. Describa en pocas palabras el pesimismo de Arthur Schopenhauer y contrástelo con el vitalismo trágico de FN.
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