miércoles, 22 de enero de 2014

Sumas de Tomás de Aquino

Compendios teológicos medievales

El saber de Dios en la plenitud de la Escolástica


Las Summa, escritas en latín, constituyen el género literario más característico del siglo XIII, siglo del esplendor del gótico y del desarrollo de las universidades en el Occidente cristiano. En este género, el "Doctor angélico", Tomás de Aquino (1225-1274), supera a todos sus contemporáneos, por el vigor y armonía de las suyas, la perfección de su estilo dialéctico, la claridad de sus síntesis y su visión globalizadora.

Están formadas por cuestiones sobre el tema tratado. Se dividen en artículos que responden a una serie de preguntas. 


Los artículos tienen casi siempre la misma estructura: 
  1. Una pregunta inicial (que expresa normalmente lo contrario de lo que piensa Tomás de Aquino) 
  2. Argumentos u observaciones que irían en contra de la tesis propuesta (objeciones), 
  3. Argumentos a favor (sed contra). 
  4. En la parte central y principal se desarrolla la respuesta (responsio) 
  5. Finalmente se contestan una a una las objeciones (y a veces también los que han sido presentados como argumentos a favor). 


Por “gentiles” hay que entender sobre todo a musulmanes o judíos. Esta Suma es una de las principales obras de Santo Tomás. En ella expone los principios de su sistema filosófico.

El tema central de la obra es la esencia de Dios y el conocimiento que de ella tiene el hombre. La existencia de Dios puede ser probada por la razón natural que ha de admitir la existencia de una causa primera y absoluta. Respecto de la esencia de Dios podemos saber algo de ella por analogía con la naturaleza humana, ascendiendo desde las imperfecciones de las criaturas hasta la infinita perfección del Creador.

Dios es infinitamente bueno, omnisciente, omnipotente, todo inteligencia y voluntad.

Vía negativa: Dios no tiene principio ni fin, es eterno, nunca está en potencia (o en Él no hay ninguna posibilidad que no exista, que no se dé de hecho), o sea, es acto puro, sin materia (forma inmaterial) y sin cambio (motor inmóvil aristotélico).

Nada, ni siquiera la materia prima, informe, puede preexistir a Dios. Dios creó el mundo de la nada. Es principio y fin de todas las cosas: alfa y omega (ΑΩ)
. 

(La idea de una creación ex nihilo, desde la nada, es por completo ajena a la mentalidad pagana, absurda para una mentalidad no judía o precristiana). 


Sobre la eternidad del mundo –según el Aquinate- la razón no puede pronunciarse. Frente a la tesis "averroísta" sobre la eternidad del mundo, según Tomás de Aquino, el mundo puede ser racionalmente eterno y creado.

En el mundo creado hay:

  1. Inteligencias separadas: ángeles
  2. Inteligencias unidas a un cuerpo: humanos.
  3. Inteligencias motrices de las esferas celestiales.
Para Tomás, el don de la gracia no altera el orden natural, sino que lo completa y perfecciona, igual que la determinación necesaria de la voluntad al bien no elimina la libertad del hombre para obrar el bien o escoger el mal.

En el cuarto y último libro, Tomás ensaya iluminar a los creyentes en el misterio de la salvación y acaba investigando el fin del mundo.

Distingue tres importantes dogmas “revelados” por Dios al hombre y que la razón por sí misma no puede alcanzar sin el concurso divino:

  1. Los contenidos de la Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento.
  2. El misterio de la Santísima Trinidad.
  3. La Encarnación de Dios en la humanidad de Jesús, el Cristo (χριστός, el Mesías) .

Suma Teológica
1266-1273

Mientras la Suma contra gentiles defiende el papel de la razón para mostrar la validez del cristianismo, la Suma teológica es un manual para aspirantes universitarios a teólogo.

Se divide en tres partes:
  1. Dios: esencia de Dios, Trinidad, lo creado. Cinco pruebas o Vías teológicas como itinerario del intelecto hacia la existencia de Dios.
  2. El movimiento de las criatura racional hacia Dios: Ética.
  3. Cristo como camino hacia Dios (esta última parte incompleta).
En la segunda parte se considera la ética como un caso particular del gobierno divino del mundo. El hombre, que es libre, puede escoger entre los dictados de la razón o de la pasión.

El orden práctico de la conciencia, la sindéresis (capacidad natural para juzgar acertadamente) orienta al hombre. La razón o su hábito o virtud es la regla universal e infalible de la voluntad. Por eso, el hombre que no se somete a la razón comete pecado, pues la razón representa la verdad eterna de Dios.

La voz de la conciencia es la voz de Dios. Y la voluntad humana, para perseverar en el buen camino, necesita la ayuda de la gracia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario