sábado, 15 de noviembre de 2014

IDEAS EJEMPLARES. PARADIGMAS Y ARQUETIPOS

Recorte de un icono de la Piedad de Miguel Ángel
LA ESENCIA DE LA PIEDAD

Probablemente sea el Eutifrón el primer diálogo socrático escrito por Platón en el que aparecen las palabras ἰδέα, εἶδος (idéa, eîdos) en el sentido especial platónico. En 5d la idea es la característica única que distingue a lo piadoso en sí mismo, o lo que comparten los actos piadosos para poder ser pensados como tales. O sea, el eîdos o la idéa de la piedad es el carácter propio por el que todas las cosas pías son pías.

Enseguida, esa característica común aparece como medida ejemplar o modelo (παράδειγμα, paradigma):

“Dime cuál es precisamente esta forma (idea), a fin de que mirando a ella y sirviéndome de ella como de un modelo (paradigma), pueda decir que es piadoso lo que tú haces” (Eutifrón, 6d).


SOCRATISMO Y PITAGORISMO

Taylor estudió el origen de “idea” y “eidos” en la literatura griega anterior a Platón. Llegó a la conclusión de que tienen su origen en el pitagorismo, en el que designaban precisamente un modelo o figura geométrica. Pero para C. M. Gillespie el concepto pitagórico de eidos como modelo o figura geométrica fue colateral, y el término evolucionó con independencia de la tradición pitagórica, desde su significado de forma exterior visible o figura hasta una acepción semilógica, clasificatoria, cuya fase final será la species latina, que seguimos usando hoy para clasificar a los géneros y especies vivientes.

Es verosímil que el uso platónico de los términos “idea” y “eidos”, o sea, los que sirven para referir al principio lógico de la metafísica platónica (arché, archai, arcanos, arque-tipos) fuese el resultado final de la fusión de la dialéctica socrática, por un lado, con la doctrina pitagórica del numero como modelo de lo real (H. C. Baldry), por otro. Pero lo que buscaba la mayéutica socrática era sobre todo la definición esencial de los valores morales.

No sabemos si en tiempos de Platón los pitagóricos llamaban a los números-modelos εἴδη ο ἰδεάι, o si Platón visitó Italia antes del 389 a. C., pero los primeros diálogos en que asoma su teoría de las ideas o de las formas ejemplares son anteriores.

Platón ya había concebido las ideas como modelos éticos antes de identificarlas con los paradigmas matemáticos (cfr. Ross, pg. 30[1]). Los universales éticos son por tanto anteriores a los matemáticos y más fundamentales, pues, como Platón afirma en República VII, la idea del bien, el ejemplar supremo, al contrario que los principios matemáticos, es incondicionada, no hipotética, a la vez que soberana y productora de corrección y verdad.



ARQUETIPOS MÍTICOS

El psicólogo y filósofo C. G. Jung usará el término de origen platónico “arquetipo”, para referir a la matriz mental de infinitos pensamientos e imágenes que surgen en cada individuo. Los arquetipos junguianos son ideas primordiales, atávicas, imágenes originarias que perduran en el inconsciente colectivo, asociadas a emociones elementales. 

En efecto, los arquetipos son para Jung complejos emotivos innatos asociados a imágenes y mitos que dependen de la estructura común humana. No somos libres de escogerlos. Para Jung, las ideas importantes y verdaderas surgen de un terreno psíquico primordial sobre el que el espíritu efímero de cada individuo crece como una planta, da frutos y semillas, se marchita y muere. Las ideas proceden de algo que es más grande que cada persona. Y no somos nosotros los que producimos estas ideas arquetípicas, sino ellas más bien las que nos forman a nosotros.

Como Jung, también Lévi-Strauss, el famoso antropólogo estructuralista, platoniza, al describir como no somos nosotros los que pensamos los mitos, sino ellos los que se piensan en nosotros. Para Pietro Emanuele[2], se trata de una variante en clave etnológica de la eterna posición metafísica de Platón.


Michel Foucault

PARADIGMA UTÓPICO

Casi en todas las épocas, el problema de la realidad de las ideas, o el problema de los universales, ha dividido a los filósofos en dos: unos, los que aceptan; otros, los que rechazan la doctrina de las esencias eternas del ateniense. 

Michel Foucault sostiene que las filosofías contemporáneas, como las plantas, se dividen en dos grandes especies: “platonáceas” y “antiplatonáceas”. En su Historia de la sexualidad, volumen 2. El uso de los placeres, encontramos esta interesante paráfrasis sobre los paradigmas platónicos:

“Al final del penúltimo libro de República, después de haber redactado el modelo de la ciudad, Platón reconoce que el filósofo no tendrá casi ocasión de encontrar en este mundo estados tan perfectos y de ejercer en ellos su actividad; no obstante, añade, el ‘paradigma’ de la ciudad se encuentra en el cielo para quien quiera verlo, y el filósofo, al contemplarlo, ‘podrá regular su gobierno particular’ (heauton katoikizein): ‘Nada importa que [esta polis] exista en algún sitio o que alguna vez haya de existir. Lo que en ella se haga, esto hará él, y no lo de otra alguna.’" 
"La virtud individual debe estructurarse como una ciudad.” 
Concluye Foucault [3].

Evidentemente, se trata de una ciudad celestial o de una colonia extraterrestre.

Propuestas reflexivas

1. ¿Qué papel juega la admiración en la constitución de modelos ejemplares de comportamiento ético?
2. ¿Es posible un comportamiento ético sin buenos modelos?, ¿qué papel juegan en ello los relatos edificantes?
3. Comente: "la voluntad mueve, pero el ejemplo arrastra".
4. Estudie la polémica medieval sobre "los universales" platónicos, y las distintas posturas.
5. Escriba una disertación sobre los arquetipos de Jung.
6. Qué papel juegan los mitos en la constitución de nuestra personalidad. (lectura recomendada: "La sabiduría de los cuentos", JBL.



[1] David Ross, Teoría de las ideas de Platón, Madrid, 1986.
[2] Los cien táleros de Kant, Alianza, Madrid, 2012, pg. 191.
[3] ENKRATEIA, op. cit. pg. 70.

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